EDIFICADOS Y COORDINADOS
La palabra griega que se traduce “sacerdocio” es bastante difícil de traducir. Pero según la realidad espiritual, el sacerdocio es la edificación de los sacerdotes, la coordinación, la cooperación de todos los sacerdotes. Ningún sacerdote sirve de manera individual, sino que todos sirven en coordinación.
Mientras estoy ministrando, todo mi cuerpo está sirviendo en coordinación. Mi boca no habla sin tener ninguna expresión en mis ojos o sin que mueva mis manos. Incluso la boca necesita a los pies, a las piernas y a todo el cuerpo como apoyo. La boca necesita las manos y los pies, y las manos y los pies necesitan la boca y los ojos. Éste es el cuerpo en coordinación, y éste es el principio básico del servicio cristiano.
Muchos de nosotros estamos interesados por la predicación del evangelio. Si vamos a predicar el evangelio, necesitamos ser edificados. Primero necesitamos la coordinación. Cuando seamos edificados juntos como casa espiritual y tengamos la coordinación de los sacerdotes, entonces podremos predicar el evangelio.
La primera vez que se predicó el evangelio fue en el Día de Pentecostés, cuando ciento veinte personas se edificaron y entraron en coordinación. Esas ciento veinte personas eran ciento veinte sacerdotes, que como un solo cuerpo actuaba en coordinación. Yo creo que ese día, cuando Pedro se levantó, no sólo era Pedro, ni tampoco Pedro con los otros once, sino realmente Pedro con los ciento veinte. Cuando Pedro les dijo a los judíos: “A este Jesús a quien vosotros crucificasteis”, estoy seguro que todos los ciento veinte dijeron: “¡Amén!”. “El Dios de nuestros padres levantó a Jesús, a quien vosotros matasteis”. Otra vez dijeron: “¡Amén!”. No sólo era un miembro del Cuerpo, no era solamente la boca de Pedro la que hablaba, mientras que los demás dormían o charlaban, dejaron que el pobre Pedro hablara solo. No, el evangelio no se predicó de esa manera en aquel día. Más bien, predicaron el evangelio de una manera prevaleciente, en una coordinación de todos los santos, donde todos estaban coordinados como uno solo. Por tanto, su predicación fue poderosa y prevaleciente.
Para que el evangelio se predique de manera prevaleciente, no se necesita tanto a los gigantes espirituales o a los evangelistas poderosos, sino al Cuerpo, un Cuerpo edificado bajo una coordinación. Grupos de personas serán conducidos al Señor por medio de la iglesia edificada. Si todos nosotros estuviéramos unidos en el Cuerpo y nos pusiéramos de pie juntos, incluso el más débil entre nosotros que está en la coordinación sería más fuerte que cualquiera que es fuerte por sí solo.
Algunos están preocupados porque no tienen un don especial o porque no saben cómo servir al Señor. Esas cosas no son importantes. Siempre y cuando estemos en la realidad del Cuerpo, es maravilloso. Todos necesitamos ser edificados en el Cuerpo. Si llegamos a ser una casa edificada, entonces seremos un sacerdocio que lleva a cabo el servicio, un sacerdocio que sirve en coordinación. Esto es lo que necesitamos, a saber, una coordinación por medio de la edificación.
(Servir en el espíritu humano, capítulo 6, por Witness Lee)