Manera ordenada por Dios de practicar la economía neotestamentaria, La, por Witness Lee

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EL CANTAR

Nuestras reuniones en casa debieran estar llenas de canto. El canto resulta de haber sido llenos de gracia (Col. 3:16c). Cuando nos demos cuenta profundamente de la gracia de Dios, esto avivará a nuestro ser a cantar. El canto resulta de estar llenos de la palabra (Col. 3:16a). Cuando estamos llenos de la palabra, el Espíritu rebosa desde nuestro interior en melodías de alabanza. Cuando la palabra de Cristo nos llena desde el interior, espontáneamente fluiremos en canto. Nuestro canto será en salmos, himnos y cánticos espirituales. Los salmos son poemas largos, los himnos son más cortos y los cánticos espirituales son los más cortos. Necesitamos cantar también ejercitando el espíritu (1 Co. 14:15b). No debemos cantar sólo en nuestra alegría. Debemos cantar gozosamente en nuestro espíritu. Nuestro canto debe salir de nuestro espíritu. En la oración, en el canto, en la lectura de la palabra, y en tocar el Espíritu, el secreto es ejercitar nuestro espíritu.

Muchos santos vienen a la reunión, pero no ejercitan su espíritu. Por eso, es difícil notar si tienen un espíritu regenerado. Una vez yo estuve con el hermano Nee cuando algunos colaboradores le preguntaron que por qué cierto hermano nunca ejercitaba su espíritu aunque había estado con nosotros por más de treinta años. Cuando el hermano Nee respondió a esa pregunta, dijo en broma: “Puede que esta persona sea salva, pero no regenerada”. El hermano Nee quiso dar a entender que esta persona pertenecía al Señor, pero parecía que no era regenerado porque su espíritu todavía permanecía en una situación amortecida. En las reuniones de la iglesia, yo he notado que a muchas personas les gusta ser caballeros. Piensan que cuando ejerciten su espíritu, se transformarán en hombres locos. No les gusta ser locos, más bien les gusta ser caballeros decorosos. Otros pueden gritar, invocar el nombre del Señor y cantar en las reuniones, pero éstos nunca ejercitan su espíritu. Si todos los asistentes en nuestra reunión fueran así, esa reunión sería un cementerio. Años atrás dije a los santos que el lugar más silencioso y tranquilo es el Cementerio de Forest Lawn en Los Angeles. A veces las reuniones cristianas son como un cementerio.

Para prevenir que nuestras reuniones sean muertas, debemos aprender a adquirir los cuatro factores básicos para nuestras reuniones cristianas. Debemos ser mezclados con el Espíritu, estar empapados y saturados en la palabra viva y debemos orar y cantar. Entonces estaremos equipados, capacitados, y completados para ser los visitadores apropiados para tocar las puertas de la gente y para establecer reuniones en casa. Seremos un buen ejemplo a los nuevos en sus propias reuniones en casa. A los niños siempre les gusta seguir y copiar a los padres y aprender de ellos. Cuando vamos a las reuniones, debemos ser personas vivas y ejemplos vivos de los que aman la palabra, que siempre están llenos del Espíritu y que cantan y oran. Entonces nuestra presencia será una gran ayuda y un gran factor para fortalecer y enriquecer la reunión.

(Manera ordenada por Dios de practicar la economía neotestamentaria, La, capítulo 9, por Witness Lee)