Manera ordenada por Dios de practicar la economía neotestamentaria, La, por Witness Lee

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SIENDO ABSOLUTOS PARA TAL VIVIR DURANTE TODA NUESTRA VIDA

Debemos vivir para con Dios para la extensión de Su reino al visitar a la gente y de establecer reuniones en casa y debemos ser absolutos para tal vivir durante toda nuestra vida. Deberíamos tomar este vivir como el propósito de vida, si somos obreros a tiempo completo que han dejado el empleo u obreros a tiempo completo que ganan dinero (Lc. 9:59-60). Simplemente deberíamos tener un empleo que nos pueda sostener, dar a nuestra familia lo suficiente para vivir, y proveer a nuestros hijos de una buena crianza y educación. Luego debemos usar el resto de nuestra habilidad, nuestro tiempo y nuestros recursos para salir a tocar las puertas de la gente a fin de bautizarlos en el Dios Triuno y establecer reuniones en casa para edificar a las iglesias. Cada día, cada semana, cada mes y cada año durante toda nuestra vida, debemos salir a bautizar a la gente y establecer reuniones en casa. Esto debería llegar a ser nuestro pasatiempo favorito y aun nuestra “adicción”. El poder decir en el regreso del Señor que miles de personas han sido bautizadas en el Dios Triuno a través de nosotros y que muchas iglesias han sido levantadas mediante nuestras reuniones en casa, será una gloria para nosotros en la venida del Señor. Pero si el Señor regresa y tenemos las manos vacías, no nos irá bien en Su regreso.

Puede que algunos digan que para que les vaya bien en el empleo o para que salgan bien en la escuela, es necesario competir y que esta competencia puede ocupar su tiempo completamente. Sin embargo, ninguna ocupación, por mucho que sea la competencia, alcanza un nivel tan elevado que no nos deje ningún tiempo libre. Si tenemos un corazón cabal, todavía nos queda tiempo suficiente para vivir una vida para la extensión del reino. Si dentro de una semana no bautizamos a nadie, por lo menos después de dos semanas sí lo podemos hacer. El salir una o dos veces por semana por dos horas es suficiente para bautizar a alguien y cuidar de los bautizados al establecer reuniones en sus casas. Estos nuevos crecerán, y aprenderán de nosotros y repetirán lo que hacemos. El salir de este modo es para la extensión del reino de Dios. La costumbre del cristianismo es enviar a sus jóvenes al seminario para que lleguen a ser pastores profesionales, es decir, el clero, mientras que todos los demás se quedan sentados en sus congregaciones sin hacer nada. Esta costumbre demorará al Señor, pero la nueva manera apresurará la venida del Señor. No hay excusa por no tomar la extensión del reino de Dios como el propósito de nuestra vida.

Debemos ser vigilantes todos los días sin desperdiciar nuestro tiempo, nuestra energía ni nuestro dinero. Todo nuestro tiempo, nuestro dinero y nuestra energía deben emplearse para el propósito único de tocar las puertas de la gente y establecer reuniones en casa. También debemos ser vigilantes en la consagración (Ro. 12:1). Aunque muchos años atrás nos hayamos consagrado al Señor, debemos permanecer en esa consagración hoy. Necesitamos ser vigilantes en la oración (Ef. 6:18) y en tratar con la búsqueda egoísta, los pecados y la mundanalidad (Gá. 5:26a; He. 12:1; 1 Jn. 2:15-17). También, debemos ser vigilantes en ser llenos, saturados y fortalecidos por el Espíritu (Hch. 13:52) cada día y a cada momento. Debemos ser vigilantes en llevar personas a Cristo y en edificar reuniones en casa. Si no hemos bautizado a nadie en dos semanas, debemos considerar por qué y no permitir que se nos vaya el tiempo. Entonces si salimos con toda urgencia, por lo menos, bautizaremos a uno. Debemos tomar la extensión del reino de Dios como nuestra profesión verdadera y única.

Si somos vigilantes en la consagración, en la oración, en tratar con la búsqueda egoísta, los pecados y la mundanalidad, en ser llenos, saturados y fortalecidos por el Espíritu, en llevar personas a Cristo y en edificar las reuniones en casa, y en tomar la extensión del reino de Dios como nuestra verdadera profesión, estaremos listos para ver al Señor en Su tribunal (2 Co. 5:10; Mt. 25:19). Todos los días deberíamos vivir ante el tribunal de Cristo, temiendo que si el Señor viniera, no estaríamos listos para verle. Es más que provechoso levantarnos y salir a tocar las puertas de la gente para bautizarlos. Luego necesitamos establecer reuniones en casa y edificarlas enseñando la verdad a los nuevos y edificándolos con miras a edificar al Cuerpo de Cristo. Que el Señor nos bendiga en nuestro encargo divino de llevar fruto para producir Su Cuerpo (Jn. 15:16).

(Manera ordenada por Dios de practicar la economía neotestamentaria, La, capítulo 15, por Witness Lee)