LA ENSEÑANZA DE LOS APOSTOLES
En el capítulo anterior vimos que debemos tener un solo camino para una sola meta. El camino único para la meta única se encuentra totalmente dentro del límite, en la esfera, de la enseñanza de los apóstoles. Todos los problemas, divisiones y toda la confusión entre los cristianos hoy día se debe a una sola cosa, y es que no les importa la enseñanza de los apóstoles. Muchos cristianos enseñan algo diferente de la enseñanza de los apóstoles. No se han limitado, restringido ni guardado estrechamente en la esfera de la enseñanza de los apóstoles. El factor determinante del camino único para la meta única es la enseñanza de los apóstoles.
Muchas cosas se enseñan en la cristiandad que no pertenecen a la esfera de la enseñanza de los apóstoles o que no forman parte de esta esfera. Algunos enseñan el bautismo por inmersión como la condición y requisito único con el cual se recibe a los santos. Aunque el bautismo por inmersión es correcto según las Escrituras, hacer de él un requisito a base del cual uno recibe a los creyentes es totalmente sectario. Las denominaciones son el resultado de enseñanzas que son diferentes de la enseñanza de los apóstoles. Una denominación es una secta denominada, una secta con nombre. Cuando el Señor nos mostró la verdad del único Cuerpo de Cristo y la de que las divisiones son de la carne, empezamos a condenar la palabra denominación. Una denominación es una secta que toma un nombre aparte del nombre del Señor Jesucristo. Los términos luterano, wesleyano, anglicano, presbiteriano, bautista y episcopalista son nombres que los grupos de cristianos se han tomado aparte del nombre único del Señor Jesucristo.
El bautismo por inmersión, el cual muestra el significado verdadero de ser sepultados juntamente con Cristo (Ro. 6:4), es totalmente bíblico, pero hacer de esta práctica la condición única con la cual se recibe a los creyentes es totalmente sectario. El presbiterio, que es una palabra griega españolizada la cual se refiere al cuerpo de los ancianos o al oficio de anciano en una iglesia local (1 Ti. 4:14), es una verdad bíblica. Una iglesia local está bajo la administración y la vigilancia de los ancianos. Pero utilizar la verdad concerniente al presbiterio para denominar a un grupo de creyentes, separándolos así de otros creyentes, es una diferente y errada enseñanza que causa división.
La denominación episcopal toma su nombre de la palabra griega epískopos, la cual significa el que vigila, o un obispo. Un obispo en una iglesia local es un anciano (Hch. 20:17, 28). Pero fue Ignacio en el siglo dos quien enseñó que un obispo es superior a un anciano. De esta enseñanza errónea vino la jerarquía de los obispos, arzobispos, cardenales y el papa. Esta enseñanza también es el origen del sistema episcopal de gobierno eclesiástico. Este sistema de gobierno episcopal y la jerarquía de la Iglesia Católica Romana no son bíblicos, y son abominables a los ojos de Dios. Pero usar cierta práctica, aunque sea bíblica, para denominar a cierto grupo causa una división y forma una secta denominada y oficial. El sistema denominacional es totalmente incorrecto.
El cristianismo tiene muchas maneras debido a las muchas enseñanzas fuera del límite de la enseñanza de los apóstoles. Cualquier cosa que no sea la enseñanza de los apóstoles no debe enseñarse entre los cristianos. Lo que debemos enseñar son solamente las enseñanzas dentro del límite de la enseñanza de los apóstoles. Una vez conocí a un querido santo que me preguntó si nosotros en las iglesias practicábamos el lavamiento de pies cada vez que teníamos la mesa del Señor. Le dije a este hermano que sabemos que el lavamiento de pies está en la Biblia y que lo hemos practicado, pero no de manera formal ni legalista. Entonces él dijo que nuestra mesa del Señor estaba en error porque no practicábamos el lavamiento de pies cuando celebrábamos dicha reunión. El grupo de este hermano enseñaba el lavamiento de pies como requisito o condición de tomar la mesa del Señor. Una enseñanza que esté fuera del límite de la enseñanza de los apóstoles siempre produce división. Aun si el hablar en lenguas de hoy fuera como es debido, todavía no debería ser un requisito o una condición de tener nosotros comunión unos con otros y de recibir a los santos. Aunque una cosa sea bíblica no debemos hacer de ella un requisito o una condición de la comunión con otros santos. Es sectario practicar así. Podemos tomar un solo camino solamente al guardar la enseñanza de los apóstoles. Si no, no podemos tener el camino único.
Cuando Pablo dijo a Timoteo que mandara a ciertos que no enseñaran diferentemente, se refería a la enseñanza de fábulas, genealogías interminables (1 Ti. 1:4) y la ley (vs. 7-8). En los tiempos de Pablo unos creyentes judaizantes todavía enseñaban a otros las genealogías y la ley del Antiguo Testamento. La ley fue la enseñanza de Moisés, y no la enseñanza del Señor Jesús ni la de los apóstoles. Si enseñamos alguna cosa que nunca hayan enseñado el Señor Jesús o los apóstoles, estamos enseñando algo aparte de la economía de Dios, algo fuera de la enseñanza de los apóstoles. Una enseñanza aparte de la enseñanza de los apóstoles resultará en una división. Podemos tener un solo camino solamente al restringir nuestra enseñanza dentro del límite de la enseñanza de los apóstoles.
La enseñanza de los apóstoles es la enseñanza concerniente a la persona de Cristo y Su obra redentora (2 Jn. 9-11). Es también la enseñanza concerniente a la economía de Dios en fe (1 Ti. 1:3-4). La economía de Dios no es tener un campo de misión para predicar el evangelio ni tener una escuela bíblica para enseñar las verdades. La economía de Dios es dispensar, o impartir, al Dios Triuno dentro de Su pueblo elegido y redimido para que El sea la vida y el todo de ellos, a fin de que sean regenerados y transformados en el material apropiado para la edificación del Cuerpo de Cristo, para que Dios tenga una expresión corporativa en la tierra en muchas localidades en esta época, con miras a la edificación de la Nueva Jerusalén venidera para Su expresión eterna. Si nos limitamos a la enseñanza de los apóstoles, la enseñanza concerniente a la economía de Dios, seremos guardados en unidad y tendremos un solo camino para una sola meta. Debemos tener una visión clara concerniente a la economía de Dios; entonces nunca seremos descarriados. Nos mantendremos procediendo hacia la meta única en el camino único.
La enseñanza de los apóstoles es la fe, la creencia de los creyentes, es decir, lo que creen los creyentes (Jud. 3; Ef. 4:13). Nosotros creemos que Jesucristo, el Hijo de Dios, se hizo el Hijo del Hombre. Creemos en este Dios-hombre como nuestra vida y Salvador. Creemos en Su muerte por nuestros pecados y en Su resurrección para que tengamos Su vida divina. Creemos en Su ascensión, y creemos que hoy día El es el Espíritu vivificante que reside en nosotros para vivir en nosotros a fin de que le vivamos a El. Estos asuntos son la fe de los creyentes, la cual es la enseñanza de los apóstoles. Todas las doctrinas aparte de esta enseñanza de los apóstoles causan divisiones entre los creyentes (1 Co. 1:10).
(
Manera ordenada por Dios de practicar la economÃa neotestamentaria, La, capítulo 17, por Witness Lee)