ORAR-LEYENDO LA PALABRA
También necesitamos orar-leer la palabra (Ef. 6:17-18). Orar-leer es un término inventado por nosotros para describir la práctica de leer la palabra de Dios por medio de la oración y con oración. Nuestro diccionario espiritual se ha ampliado para incluir esta palabra. Cuando se inventa algo en una cultura, se necesita una palabra nueva. Los diccionarios íntegros son mucho más grandes que los de cincuenta años atrás. El idioma va junto con la cultura. Ahora que hemos sido trasladados al reino de Dios, tenemos una cultura espiritual, una cultura cristiana. Necesitamos el término “orar-leer” para que corresponda a la realidad en nuestra cultura cristiana.
Por toda la historia de la iglesia muchos santos oraban-leían, pero no tenían el término “orar-leer”. Muchos de nosotros orábamos-leíamos la palabra sin ninguna comprensión de lo que estábamos haciendo. Después de ser salvos, tal vez hayamos leído un versículo muy inspirador y agradable. Espontáneamente, lo repetimos en la forma de orar. Andrew Murray fue un santo de entre muchos que transformaba en oración la palabra de Dios (véase ‘Señor... Tú Dijiste’, págs. 66-67, publicado por el Living Stream Ministry). Muchos santos por toda la historia de la iglesia han indicado que la mejor forma de entender la palabra es leerla con mucha oración.
Leer la palabra con oración y por medio de la oración, o sea, orar-leer la palabra, es la mejor forma de leer la palabra. Para poder leer sólo necesitamos nuestros ojos y nuestro entendimiento. Pero para recibir la palabra de Dios hasta las profundidades de nuestro ser, necesitamos nuestro espíritu, y la forma más eficaz de ejercitar nuestro espíritu es por medio de la oración. Cada vez que oramos, espontáneamente ejercitamos nuestro espíritu. Entonces lo que leemos con nuestros ojos y lo que entendemos con nuestra mentalidad entrará en nuestro espíritu por medio de nuestra oración. Cada palabra en la Biblia necesita que la oremos-leamos.
(Manera ordenada por Dios de practicar la economÃa neotestamentaria, La, capítulo 8, por Witness Lee)