Manera ordenada por Dios de practicar la economía neotestamentaria, La, por Witness Lee

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VIVIENDO A CRISTO PARA DIVULGAR EL EVANGELIO

Salir para visitar a la gente al tocar sus puertas es una práctica maravillosa y probada. Sin embargo, he recibido cartas de algunos santos que me decían que tocaron puertas por mucho tiempo sin lograr bautizar a nadie. Seguramente tal persona se desilusionará totalmente y dirá que tocar puertas no funciona. Pero tocar puertas sí funciona y se ha probado por más de dos años en Taipei. Otros han dicho que visitar a la gente al tocar sus puertas solamente funcionará en Taipei y no en ningún otro lugar. Las estadísticas de nuestra visitación de otros en el entrenamiento de verano del año 1987 aquí en Anaheim, no obstante, comprueban que el índice de crecimiento aquí es casi lo mismo, y aun más que en Taipei. Nuestro éxito depende de si hemos sido entrenados en la nueva manera del Señor o no. Tocar puertas sí funciona, pero es posible que usted no haya sido entrenado. Puede ser que no tenga éxito porque no ha practicado estrechamente lo que el entrenamiento ha descubierto en los últimos días. Aquellos que han sido entrenados a visitar a la gente, a bautizarles y a establecer reuniones en casa pueden testificar que la manera entrenada funciona. Las iglesias en los Estados Unidos necesitan el entrenamiento.

Cuando nos ponemos en el entrenamiento y lo practicamos estrechamente, seremos adictos a visitar a otros. Si usted bautiza a tres en una noche, estará “loco”. El primer bautismo le hará feliz, el segundo le asombrará y el tercero le hará loco de disfrute. Entonces esperará con ansia salir otra vez. En las reuniones del entrenamiento en Taipei un número de santos testificaron que se volvieron adictos a tocar puertas y no podían esperar hasta otra tarde para salir. Cuando usted entra en el disfrute de tocar puertas, el tocar puertas prevalece más. Tocar puertas no funciona con usted cuando está tan muerto y frío. Sin embargo, cuando usted está debidamente loco de disfrute, toda casa que visita es conmovida por usted. La diferencia no está en las puertas que tocamos sino en la persona que lo efectúa. Cuando usted ora por quince minutos con su equipo antes de salir, y se pone feliz en el Señor y loco en el disfrute de Cristo, las puertas que toque se abrirán a usted. No sólo se abrirán las puertas, sino que también las personas detrás de esas puertas tendrán corazones abiertos para creer, y bocas abiertas para invocar el nombre del Señor y orar, y estarán listos para ser bautizados.

Muchas veces cuando los santos salieron a predicar el evangelio, una persona creyó en cinco minutos y dentro de otros cinco minutos fue bautizada. Estos fueron salvos de una manera viviente. No bautizamos a la gente de una manera fría, silenciosa y muerta. Los que bautizamos son bautizados invocando el nombre del Señor de una manera viviente (Hch. 22:16). A veces en Taipei mientras los santos le predicaban al esposo, la esposa iba al baño a preparar el agua para el bautismo, aunque ella aún no había creído. El bautismo es una expresión del milagro de la fe. La fe trae a Cristo dentro de nosotros. Pedirle a un nuevo creyente que espere hasta cierto día para ser bautizado es erróneo y no es bíblico. La Biblia nos dice que creamos y seamos bautizados, no que creamos y esperemos cierto período de tiempo hasta que la iglesia tenga un bautismo. No hay semejante relato en el libro de los Hechos. Si queremos ser personas que prevalecen en visitar a la gente, debemos estar locos con el disfrute de Cristo y felices en el Señor. Si estamos locos de esta manera, las puertas se abrirán, los corazones se abrirán, las bocas se abrirán y la gente recibirá al Señor y será bautizada. Es un milagro salvar a una persona. Ninguna buena filosofía ni enseñanza ética puede así salvar a la gente. Cuando nosotros los cristianos nos volvemos locos en el Señor, podemos hacer milagros. Por eso, tenemos que vivir a Cristo todos los días. Mientras más le vivimos, más locos estamos en El.

(Manera ordenada por Dios de practicar la economía neotestamentaria, La, capítulo 6, por Witness Lee)