EL CORAZÓN DEL HOMBRE SE INCLINA A DIOS
El corazón tiene que ser ocupado y llenado con Dios. Si una persona permite que Dios ocupe su corazón, otras cosas no entrarán en él. Permítanme que les dé el siguiente ejemplo: mientras estoy en mi cuarto, si se entra un gato, yo lo echaré; y si entra un perro, también lo echaré. Si llegara a entrar un cerdo, lo echaría aún más rápido. Pero si me voy de mi cuarto, el gato, el perro e incluso el cerdo pueden entrar. Por lo tanto, el corazón del hombre debe ser ocupado por Dios; de lo contrario, muchas cosas entrarán. Si examinamos los corazones de los hombres, descubriremos que el corazón de ningún ser humano está vacío. Es precisamente por esta razón que el hombre se siente confundido, siente que se le nubla la visión y que no es capaz de discernir hacia qué se inclina su corazón.
En realidad, el corazón del hombre es como el papel pegajoso que se usa para atrapar moscas en el verano. Todo lo que entra en contacto con el papel matamoscas queda adherido allí. No importa si es un cabello, una pluma o un pañuelo, en cuanto tiene contacto con el papel matamoscas queda adherido. Ocurre lo mismo con el corazón del hombre. Cuando toca la literatura, la literatura se le pega. Cuando el corazón del hombre “toca” el dinero, el dinero se adhiere a él. El hombre se siente confundido debido a que son muchas las cosas que se adhieren a su corazón. Por ejemplo, el corazón de una esposa puede estar ocupado por su esposo, sus hijos, la casa, el dinero, la ropa, la nevera y el carro. Además de todo esto, ella desea al Señor. Por consiguiente, ¿cómo puede ella evitar que los ojos de su corazón se nublen? Es muy difícil que el corazón del hombre esté vacío. Cuando una persona es joven, su corazón es desenfrenado; pero después que envejece, su corazón se nubla.
Una vez mientras Charles Spurgeon predicaba, dijo: “¡Miren a este hombre que está aquí! Sus pies han crecido en su corazón!”. Todos se pusieron de pie pero no vieron nada extraño. Entonces, explicó: “Los pies de este hombre son para andar sobre la tierra y el corazón no debe tocar la tierra, pero hoy todas las cosas de la tierra han entrado en el corazón del hombre. Es por eso que digo que los pies del hombre han crecido en su corazón”. ¿Es esto una broma? Muchas veces le pregunto a un niño: “¿Deseas tener al Señor Jesús?”, y su respuesta es: “Sí, quiero tener al Señor Jesús”. Luego le pregunto: “¿Quieres ropa?”, y dice: “Sí, quiero ropa”. Después le pregunto: “¿Quieres unos dólares?, y contesta: “Sí, quiero unos dólares”. ¿No es esto un buen ejemplo de “pies que crecen en el corazón”? Todos nuestros corazones son impuros. Esta impureza no necesariamente significa que tengamos pecados y suciedad. Tal vez no tengamos ningún pecado ni nada sucio, pero es posible que sí tengamos muchos intereses y pasatiempos. En Génesis, después de que el hombre perdió a Dios a causa de la caída, empezó a buscar muchas otras cosas para reemplazarlo. Como resultado, los miles de años de historia humana nos muestran que después de abandonar a Dios, el hombre cayó en el mundo materialista y hasta ahora no ha podido rescatarse a sí mismo.
(Busqueda del cristiano, La, capítulo 1, por Witness Lee)