LA MANERA DE LEER LA BIBLIA
A través de las generaciones los cristianos han tenido muchas maneras de leer la Biblia. Algunas requieren mucho tiempo y esfuerzo pero producen muy poco resultado, mientras que otras requieren igualmente mucho tiempo y esfuerzo pero no producen ningún resultado. Sin embargo, una manera de leer la Biblia que vale la pena probar, es leerla una vez al año. Todos los días lea un capítulo del Nuevo Testamento y tres del Antiguo Testamento; en otras palabras, lea cuatro capítulos cada día. De esta manera, podrá leer toda la Biblia en un año. Lo mejor es leer el Nuevo Testamento por la mañana y el Antiguo Testamento durante el día. Leer la Biblia de esta manera es aún más necesario para los nuevos creyentes. Después de levantarse por la mañana, antes de hacer cualquier cosa, debe orar y leer la Biblia. Esto no requiere mucho tiempo. Normalmente la gente piensa que no tiene suficientes horas en el día, pero si apartamos un tiempo para leer la Palabra y para orar, recibiremos el beneficio de redimir nuestro tiempo. Más importante que eso, nos nutrirá y abastecerá cada día; no sólo aumentará nuestro conocimiento, sino que también creceremos en la vida divina.
Además, cuando usted lea la Biblia, en primer lugar, debe seguir su secuencia. Lea el Antiguo Testamento comenzando desde Génesis, y el Nuevo Testamento comenzando desde Mateo, leyendo ambas partes de forma paralela, y llevando la secuencia capítulo por capítulo y versículo por versículo. De esta manera, fácilmente podrá terminar de leer la Biblia una vez cada año. En segundo lugar, no es necesario buscar recibir un entendimiento profundo. De hecho, buscar un entendimiento profundo más bien podrá convertirse en un estorbo. Cuando usted apenas está comenzando a leer la Biblia, cuanto más lea, mejor. No lea solamente más capítulos; más bien, lea más libros. Tercero, es necesario que preste atención a los hechos o al resumen de cada capítulo. Por ejemplo, Mateo 1 nos habla de dos cosas: en primer lugar, de la genealogía de Cristo, y en segundo lugar, del nacimiento de Cristo. Basta con que recordemos estos hechos.
Cuarto, reciba inspiración de cada capítulo que usted lee. Es posible que en ese capítulo haya una frase o unos cuantos versículos que lo hayan conmovido más. Usted debe meditar en ellos, hacer oraciones con base en ellos y memorizarlos. Por ejemplo, Mateo 1:21 dice: “Y dará a luz un hijo, y llamarás Su nombre Jesús, porque Él salvará a Su pueblo de sus pecados”. Si usted se siente conmovido por estas palabras “porque Él salvará a Su pueblo de sus pecados”, debe orar, diciendo: “Señor Jesús, te pido que me laves de todos los pecados que aún estén en mí. Señor, soy pecaminoso. Sálvame de mis pecados”. Al hacer esto, los beneficios que recibirá diariamente serán inconmensurables. Si no entiende cierto pasaje de la Palabra, no se ponga ansioso ni trate de entenderlo inmediatamente. Con el tiempo, cuando usted vuelva a leer ese pasaje, espontáneamente entenderá más y finalmente lo entenderá cabalmente.
Si leemos la Biblia de esta manera, cuanto más la leamos, más ayuda recibiremos y más creceremos en nuestra vida espiritual. Éste es un ciclo continuo de causa y efecto. Además, lo mejor es leer rápidamente todo el Antiguo Testamento; simplemente trate de retener en su memoria los hechos y con esto bastará. Los días feriados y las vacaciones son los mejores tiempos para leer la Biblia. En esas ocasiones, debemos dedicar más tiempo para leer y memorizar las Escrituras. Esto dará estabilidad a nuestra vida cristiana y nos ayudará a no resbalar. Cuando leemos la Biblia, nos acercamos a Dios; es por eso que cada vez que leemos la Biblia nos sentimos refrescados. A muchos de nosotros nos encanta leer revistas y periódicos; sin embargo, esta clase de lectura sólo logra que aumenten nuestras preocupaciones; no puede refrescarnos. En cambio, cuando leemos la Biblia siempre somos refrescados. Esto es sencillamente como un vaso que es lavado con agua; aunque el vaso está vacío, al menos está limpio.
Quizás alguien pregunte: “¿Cómo puedo leer la Biblia? Tengo muy mala memoria y no puedo acordarme de nada de lo que leo”. Recordar lo que hemos leído es otro asunto. El propósito principal de leer la Biblia es que seamos nutridos e iluminados para que así obtengamos fuerza para vivir, para tener luz en nuestro camino y tener crecimiento en nuestra vida espiritual. Espero que inmediatamente empecemos a practicar esto.
(
Busqueda del cristiano, La, capítulo 3, por Witness Lee)