Busqueda del cristiano, La, por Witness Lee

UN CRISTIANO ES UNA PERSONA QUE TIENE A CRISTO EN SU INTERIOR

Un cristiano es alguien que tiene a Cristo en su interior. La palabra griega traducida “cristiano” es cristianós, una palabra que se deriva del latín. El sufijo ianós significa “partidario de alguien” y se aplicaba a los esclavos de las grandes familias del Imperio Romano. Más tarde, algunos empezaron a llamar a los seguidores de Cristo cristianoi (cristianos), partidarios de Cristo. Hablando con propiedad, los cristianos son simplemente “Cristo-hombres”, esto es, los que pertenecen a Cristo.

La mayoría de las personas piensan que ser un cristiano es ser un discípulo de Cristo, así como un confucionista es un discípulo de Confucio y un socrático es un discípulo de Sócrates. En realidad, ser un discípulo de Confucio o de Sócrates es diferente de ser un discípulo de Cristo Jesús. Todos aquellos que desean seguir a Cristo y ser Sus discípulos deben tener a Cristo en ellos. Únicamente aquellos que tienen a Cristo pueden ser discípulos Suyos. Si no tenemos la vida de Cristo, no podremos aprender a Cristo. Pero si tenemos Su vida, entonces podremos ser Sus discípulos y aprender de Él. Los discípulos de Cristo son aquellos que tienen a Cristo en su interior como su vida, su poder, sus preferencias y su todo. Tales personas son la expresión de Cristo.

Por consiguiente, un cristiano es alguien que contiene a Cristo. Si una taza no contiene té, no podemos llamarla una taza de té; de hecho, sería un engaño llamarla así. Un cristiano es un Cristo-hombre, un hombre que tiene a Cristo. Durante la guerra, conocí a un hermano francés que hablaba un poco de mandarín. El día en que nos conocimos, la persona que nos presentó me dijo: “Éste es un hermano francés”. El hermano de Francia de inmediato respondió: “No soy francés, sino un ciudadano del reino celestial”. Por supuesto, una persona salva es un ciudadano del reino celestial. Sin embargo, esto es simplemente un conocimiento objetivo. Debemos saber que simplemente somos como tazas de té y que tenemos a Cristo en nosotros como el té. De manera que cuando otros nos vean, aunque por fuera seamos simplemente “tazas”, sin ningún sabor, después de que beban unos cuantos sorbos de nosotros, habrán bebido a Cristo como el “té”.

Todos aquellos que no tienen a Cristo no pueden ser un Cristo-hombre. Si alguien dice ser un Cristo-hombre pero no tiene a Cristo en su interior, entonces es el engañador más grande del mundo. Es como si una persona que no tiene dinero dijera: “¡Soy un hombre adinerado! ¡Soy muy rico!”. Hoy en día sucede lo mismo en el cristianismo; muchos no tienen a Cristo en su interior, y aun así, se hacen llamar cristianos. Entonces, ¿cómo debe conducirse una persona que tiene a Cristo en su interior, y cómo debe vivir? La respuesta es muy sencilla. En todas las cosas debe inquirir al Señor y tener comunión con Él. Especialmente los nuevos creyentes deben poner esto en práctica. Todos los días, al relacionarse usted con los demás, ya sea con su esposa o con los hermanos y hermanas de la iglesia, debe preguntar constantemente: “Señor, ¿estás contento con lo que voy a hacer? ¿Te agrada lo que voy a decir?”. Estas palabras son muy sencillas pero a la vez muy preciosas.

Puesto que hemos sido salvos y hemos llegado a ser Cristo-hombres, a menudo debemos preguntarnos en nuestra vida diaria: “Cuando digo esta palabra, ¿le agrada al Cristo que está en mi interior? Cuando hago esto, ¿se siente contento el Cristo que está en mí?”. Dos personas, antes de casarse, son independientes la una de la otra. Cada una puede decidir a su antojo a qué hora levantarse, a qué hora acostarse, qué va a comer y cuándo va a llegar a casa. No son controlados por otra persona. Pero una vez que se casan, deben preocuparse por el sentir de su cónyuge. La esposa debe considerar si su esposo se sentirá contento si ella llega tarde a casa y si le agrada la ropa que viste; asimismo, el esposo debe tener en cuenta a su esposa con respecto a los mismos asuntos. Si esto es así en la relación matrimonial, ¿cuánto más lo debe ser en nuestro andar y vivir, ahora que el Señor ha entrado en nosotros y se ha unido a nosotros?

(Busqueda del cristiano, La, capítulo 2, por Witness Lee)