LA MANERA EN QUE LA BIBLIA FUE TRANSMITIDA
Es verdaderamente asombroso que la Biblia pudiera ser transmitida hasta nosotros. El primer libro del Antiguo Testamento, Génesis, fue escrito aproximadamente en el año 1500 a. C., y el último, Malaquías, fue escrito alrededor del año 400 a. C. En otras palabras, el Antiguo Testamento ya había terminado de escribirse en el año 400 a. C. Después de que el Señor Jesús vino, Él en Su predicación a menudo citaba las palabras del Antiguo Testamento. Esto comprueba que en Su época el Antiguo Testamento ya se había terminado de escribir.
Cuando el Señor Jesús estuvo en la tierra, puesto que la imprenta aún no había sido inventada, la Biblia tenía que ser copiada a mano en pieles de cordero. Los escribas judíos hacían las copias de las Escrituras con mucha reverencia. La historia nos cuenta que ellos escribían en pergaminos hechos de la mejor piel de cordero y tenían sumo cuidado al copiar los textos. Ellos contaban no sólo las palabras, sino cada una de las letras de cada línea. Si descubrían que una letra había quedado mal escrita, desechaban toda la copia. Se dice que los escritores también tenían que pronunciar cada palabra en voz alta antes de escribirla. Otro requisito era que tenían que limpiar la pluma antes de escribir el nombre de Dios en cualquiera de sus formas, y lavar todo su cuerpo antes de escribir la palabra Jehová. Esto nos muestra cuánta reverencia tenían ellos por las Santas Escrituras. Después de que el Señor Jesús partió de este mundo, los apóstoles fueron inspirados a escribir el Nuevo Testamento. Para el año 100 d. C. ya estaba completo todo el Nuevo Testamento. En el segundo siglo, las personas temerosas de Dios a menudo citaban las palabras del Nuevo Testamento en sus escritos. Esto demuestra que tan sólo cien años después de que el Señor partió, ya existía el Nuevo Testamento.
El Antiguo Testamento fue escrito en hebreo, el antiguo idioma de los judíos. Sin embargo, los siguientes cuatro pasajes, fueron escritos en arameo: Jeremías 10:11; Daniel 2:4—7:28; Esdras 4:8—6:18; y Esdras 7:12-26. Estos pasajes contienen relatos de eventos relacionados con los babilonios, quienes hablaban en el idioma arameo; es por eso que fueron escritos en arameo y no en hebreo. Los caldeos también adoptaron el idioma arameo. En la época del Señor Jesús, muchos judíos aún hablaban el idioma arameo. Para ese entonces el Imperio Romano ya había conquistado la tierra de Israel. Cuando el Imperio Romano conquistó todas las áreas alrededor del mar Mediterráneo y propagó la cultura griega a todos esos lugares, el idioma griego vino a ser la lengua común del Imperio Romano de ese tiempo. Por esta razón, los apóstoles emplearon el idioma griego al escribir el Nuevo Testamento.
Sin embargo, la Biblia que comúnmente usamos hoy no fue traducida de los manuscritos originales porque todos ellos se perdieron. Según los eruditos de los antiguos manuscritos, el manuscrito más antiguo que se ha descubierto data de los siglos III y IV d. C. En otras palabras, los manuscritos más antiguos sólo tienen entre 1500 y 1600 años de antigüedad. Aunque los manuscritos originales ya no existen, hay tres manuscritos antiguos que todavía existen. Se cree que estos tres son parte de las cincuenta copias de la Biblia que fueron hechas por edicto del emperador Constantino en el año 330 d. C.
De estos tres manuscritos, el más antiguo y más completo se le conoce con el nombre de Vaticanus y está guardado en la biblioteca del Vaticano. Fue hecho alrededor del año 350 d. C. y descubierto hace más de 500 años. La segunda copia, que fue maravillosamente escrita, es el manuscrito Sinaiticus. Fue descubierto en 1844 por el doctor Tischendorf, un reconocido erudito alemán, en un monasterio ubicado al pie del monte de Sinaí. Más tarde, fue puesto en la Biblioteca Real de Rusia hasta 1933, cuando fue vendida al museo de Londres por 100,000 libras esterlinas. La tercera copia es el manuscrito Alexandrinus. Esta copia fue presentada al rey Carlos I en 1628 por Cirilo Lucar, un patriarca griego de Alejandría, y también se halla guardada en el museo británico, en Londres. Por consiguiente, dos de estos tres manuscritos antiguos están en Londres y uno está en el Vaticano.
(
Busqueda del cristiano, La, capítulo 3, por Witness Lee)