ES GUIADO PARA ESTAR CONSTITUIDO
CON LA NATURALEZA DE DIOS
En realidad, lo que nosotros consideramos como cosas grandes, a los ojos de Dios son cosas pequeñas. ¿Qué cosas tenemos que sean tan grandes? Nuestra estatura no pasa de los seis pies. Las cosas grandes de nuestra vida son pequeñas a los ojos de Dios. Sin embargo, Dios desea que nosotros le consultemos hasta en los asuntos más insignificantes. Por ejemplo, comúnmente no nos gusta que nuestros hijos hagan nada sin nuestro consentimiento. Incluso en cosas tan triviales como comerse una manzana o una galleta, queremos que ellos nos consulten. Los padres no se sienten muy contentos si su hijo o hija es tan competente que puede pasar un día entero sin que los necesite. A los jefes les molesta que sus empleados los interrumpan, pero a los padres no les molesta que sus hijos acudan a ellos continuamente. Cuando uno de sus hijos viene a usted para decirle que quiere una manzana y otro viene para decirle que quiere jugar con la pelota, ¡cuán contento se siente! Por tanto, un cristiano no debe simplemente orar todos los días; más bien, debe orar y tener comunión con el Señor a cada momento durante todo el día. Por ejemplo, antes de tomar la decisión de ir a Kaohsiung, usted tiene que preguntarle a Dios: “Oh Dios, deseo ir a Kaohsiung; ¿qué piensas al respecto?”. Después de haber orado y sentir paz para ir, debe consultar nuevamente con respecto a qué día debería ir. Una vez que sepa claramente qué día debe ir, debe continuar consultándole al Señor: “Señor, ¿cuál tren debo tomar?”. Dios no teme que nosotros lo molestemos; así que debemos sentirnos libres para preguntarle. Si hacemos esto, no sólo seremos bendecidos con respecto al asunto por el cual hemos consultado, sino que también al buscar al Señor de esta manera, podremos tener más comunión con Dios y, como resultado, seremos llenos de la naturaleza de Dios.
Yo antes iba a Pekín (Beijing), donde había un hermano que había nacido en cierto lugar de América del Sur que había sido gobernado por el pueblo británico. Físicamente, él era igual a nosotros, pues tenía el mismo color de piel y ojos, pero su temperamento era el temperamento de un inglés, y también hablaba como un inglés. Como era un buen amigo mío, yo me quedaba en su casa cada vez que iba de visita a Pekín. Una vez le dije: “Evidentemente tú eres chino, pero tu temperamento es completamente el de un extranjero”. ¿Por qué él, siendo chino, se comportaba como un inglés? Porque desde el día en que nació, se había relacionado todos los días con ingleses. Por consiguiente, en él se había infundido la naturaleza y el temperamento de los británicos. Esto nos muestra por qué los cristianos siempre debemos orar. Es al inquirir constantemente a Dios en todas las cosas, que Su naturaleza y Sus elementos llegan a formar parte de nuestra constitución.
Después de que somos salvos en el Señor, Dios desea que seamos llenos de Él y seamos semejantes a Él, de modo que Su naturaleza, Su vida y Sus elementos lleguen a ser parte de nuestra constitución. De una cosa podemos estar seguros: si una persona decide todo según su propio discernimiento, si trata todos los asuntos usando sus propios métodos y toma todas las decisiones conforme a sus preferencias, entonces cuando los demás la toquen, sentirán únicamente que es una persona competente, una persona de una firme determinación; pero no podrán sentir el sabor ni la presencia de Dios. Por el contrario, si una persona le consulta a Dios en todas las cosas, entonces espontáneamente la perspectiva de Dios llegará a ser su perspectiva, la naturaleza de Dios vendrá a ser su naturaleza, y los elementos de Dios, sus elementos. Por ejemplo, si vemos a una persona con regularidad y mantenemos un continuo contacto con ella, sin que nos demos cuenta, llegaremos a parecernos a ella en ciertos aspectos. Un esposo y una esposa son el mejor ejemplo de esto; después de estar casados por muchos años, empiezan a parecerse cada vez más.
En 1934 un joven de Tientsin que estaba aprendiendo a servir al Señor estaba siempre conmigo asistiéndome. Un año él fue a Shanghái, y después de que dio el primer mensaje, muchos se sorprendieron al ver cómo se parecía a mí en el tono y en los gestos. Cuando estamos con alguien todos los días y de una manera íntima —quizás viviendo con esa persona— su modo de ser y el tono de su voz espontáneamente llegarán a ser nuestro modo de ser y el tono de nuestra voz. De igual manera, si un cristiano constantemente busca a Dios y tiene comunión con Él, entonces la naturaleza de Dios espontáneamente vendrá a ser la suya. Si un cristiano únicamente busca a Dios para que lo prospere o para que tenga éxito, eso es insignificante. Pero si creemos que el propósito por el cual los cristianos viven en la tierra es simplemente alcanzar el éxito y recibir bendiciones, no estaremos considerando muy valiosa la salvación de Dios. Los cristianos no deben estar interesados en tener una carrera exitosa ni un camino próspero; más bien, deben preocuparse únicamente por mantener su comunión con Dios. Si un cristiano mantiene una comunión con Dios que es cada vez más íntima y profunda, podrá llevar la salvación a otros incluso al grado en que él mismo vendrá a ser una bendición para otros. Adondequiera que vaya, la salvación de Dios también irá allí para alcanzar a todos por medio de él. A él no le interesará el éxito ni la fortuna de las personas, sino simplemente que la salvación de Dios halle la manera de fluir por medio de él. Un cristiano así es un cristiano que tiene peso espiritual.
Sin embargo, no es posible imitar o fingir ser esta clase de cristiano. De igual manera, no es posible que ese hermano cristiano que nació y se crió en América del Sur se comporte como chino porque estuvo con ingleses desde su juventud y gradualmente asimiló en su constitución la naturaleza de los ingleses. Si a diario tenemos comunión con Dios, la naturaleza y los elementos de Dios espontáneamente llegarán a ser parte de nuestra constitución. Asimismo, la salvación de Dios y las bendiciones de Dios podrán ser impartidas a otros por medio de nosotros. Es por eso que debemos acercarnos a Dios, orar y ser guiados por Dios a fin de que los elementos de Dios lleguen a formar parte de nuestra constitución.
(
Busqueda del cristiano, La, capítulo 8, por Witness Lee)