LAS CARACTERÍSTICAS DE UN CRISTIANO
Es peculiar para los hombres
En primer lugar, un cristiano es peculiar a los ojos del mundo, es decir, es muy distinto de la gente del mundo. Si un cristiano anda al igual que la gente del mundo, pese a que tal vez no sea un cristiano falso, ciertamente será un cristiano que despierta dudas. Un cristiano normal es definitivamente una persona peculiar a los ojos de los hombres.
En su interior experimenta
muchas contradicciones
En segundo lugar, si un cristiano vive delante de Dios y mantiene su comunión con Él, su sentir interior y su conducta externa estarán en conflicto. A menudo, su ser interior desaprobará su vivir, su actitud y su modo de hablar, los cuales son externos. En otras palabras, un cristiano apropiado siempre experimentará contradicciones entre su sentir interior y su conducta externa. Esto es normal. Así pues, un cristiano es alguien que es peculiar y que está lleno de contradicciones.
Toma la parte más profunda de su ser
como punto de partida delante de Dios
Tercero, si un cristiano vive delante de Dios, en todo lo que haga será regido por la parte más profunda de su ser. Rehusará exhibir ante los demás sus buenas obras porque todo lo hace de forma interna. Un cristiano que actúa y se mueve desde su interior es una persona espontánea, ingenua y sincera, sin pretensión externa y sin imitar. Todo lo que hace en su andar diario, lo hace motivado por la parte más profunda de su ser, porque es allí donde mora el Espíritu de Dios. Por tanto, toma la parte más profunda de su ser como el punto de partida de su andar, lo cual significa que Dios mismo es su punto de partida. Por consiguiente, un cristiano no vive ni anda ni se conduce por lo externo, sino por lo que está en lo profundo de su ser. Interiormente él está en la luz y es bueno, pero externamente es espontáneo y no se limita simplemente a realizar actividades externas.
En resumen, las primeras tres características de un cristiano son el hecho de que es peculiar a los ojos de los hombres, experimenta contradicciones internas y anda delante de Dios, tomando la parte más profunda de su ser como el punto de partida. Las personas del mundo se sumergen en la corriente de este siglo, pero un cristiano genuino no sigue a esa corriente, no se deja amoldar conforme a este siglo (Ro. 12:2) y definitivamente no sigue los malos ejemplos de los demás. Por consiguiente, los demás lo ven como una persona peculiar. Interiormente, tiene la presencia de Dios, el conocimiento de Cristo y la iluminación del Espíritu Santo, los cuales constantemente desaprueban su andar y su vivir externos. Tal vez los demás no lo condenen; de hecho, es posible que lo elogien. Sin embargo, interiormente, él siempre se condena a sí mismo por no estar a la altura de la norma de Dios. Esto es debido a que él se mantiene en comunión con el Señor. Cuanta más comunión tiene con el Señor y más se acerca a Él, más contradicciones experimenta. Cuanto más disfruta de la presencia del Señor, más le parece que muchos aspectos de su vivir son incompatibles con la voluntad de Dios y con Su santidad. Por tanto, su ser interior siempre está en desacuerdo con su conducta externa, y constantemente percibe que hay contradicciones entre lo interno y lo externo. Más aún, un cristiano apropiado es alguien que todo lo que hace delante de Dios, procede de la parte más profunda de su ser.
Es guiado en todo
Un cristiano, además de ser una persona peculiar, que experimenta contradicciones y que toma la parte más profunda de su ser como el punto de partida, es guiado por el Señor en todo. ¿Qué significa guiar? Quizás esta palabra resulte difícil de entender. De hecho, la Palabra de Dios habla mucho acerca del asunto de ser guiados. Sin embargo, la mayoría de las personas no hablan mucho de esto. ¿Qué significa ser guiados? Por ejemplo, es posible que yo quiera ir a cierto lugar pero no sepa cómo llegar allí, así que consigo a alguien para que me guíe allí: él va delante de mí y yo lo sigo, voy detrás. Esto se aplica no sólo al hecho de andar, sino también a la manera de tratar algún asunto. Esto es lo que la Biblia llama dirigir o guiar.
Una persona debe ser guiada por Dios en todas las cosas, como por ejemplo con respecto a cómo conducirse, cómo andar y cómo vivir. En general, debe ser guiada por Dios en todas las cosas, grandes o pequeñas, que tienen que ver con su comida, vestido, vivienda y medio de transporte, así como con su familia, consigo mismo y con su educación o conocimiento. No importa cuánto la gente nos elogie, si todavía existen áreas en nuestra vida y en nuestro ser que no están sujetas a la dirección de Dios, nosotros sentiremos que todavía tenemos problemas en nosotros.
Un cristiano normal es alguien que es guiado hasta en el asunto más insignificante de su vivir. Alguien podría preguntar: “¿Y qué insignificante sería el asunto más insignificante?”. Según lo que he aprendido, debemos tener comunión con Dios y ser guiados por Él aun en la manera en que nos cortamos el cabello. También debemos ser guiados con respecto a cuánto debemos gastar al comprar un par de zapatos. Comúnmente, los cristianos son tan competentes que no les importa saber cuál es la voluntad de Dios ni Su beneplácito. Es sólo cuando tienen que tomar una decisión muy importante que oran, diciendo: “Señor, estoy a punto de casarme. ¿Qué debo hacer? Tengo que buscar un trabajo. ¿Cómo debo proceder?”. En otras palabras, oran y consultan con respecto a los asuntos de mayor trascendencia, mas no con respecto a los pequeños detalles de su vida cotidiana. Este tipo de cristiano es anormal y no tiene buena salud. Un cristiano normal y saludable es alguien que vive con el Señor y le presenta todos sus asuntos, sean éstos grandes o pequeños.
(
Busqueda del cristiano, La, capítulo 8, por Witness Lee)