II. ESTA SALVACIÓN ES GRANDE CON RESPECTO A
LO QUE CRISTO HA HECHO, ESTÁ HACIENDO Y HARÁ
A. Él efectuó la purificación de nuestros pecados
¿Qué cosas ha hecho Cristo? Él efectuó la purificación de nuestros pecados (1:3). Podemos estar en paz; ya fuimos purificados de nuestros pecados. Es cierto que debemos aborrecer nuestros pecados, pero no debiéramos permitir que éstos nos perturben. Cristo nos purificó una vez y para siempre de nuestros pecados (7:27).
B. Él gustó la muerte por nosotros
Cristo gustó la muerte por todos nosotros (2:9). Ya que Él gustó la muerte, ésta ha sido abolida (2 Ti. 1:10). La muerte fue anulada. No debemos creer en la muerte; niéguela. ¿Existe la muerte en su iglesia? Niéguela. ¿Tiene alguna enfermedad en su cuerpo físico que indica que la muerte está presente? No crea en ella; no la acepte, pues es una mentira.
C. El Señor destruyó a Satanás al participar
de nuestra naturaleza
para librarnos de la esclavitud
Cristo destruyó a Satanás. Él participó de nuestra naturaleza a fin de destruir al diablo, quien tiene el imperio de la muerte (2:14-15). Él logró esto en la cruz, y ahora Satanás ha sido anulado. Cada vez que Satanás venga a usted, dígale: “Satanás, has venido al lugar equivocado. ¿No sabes que has sido destruido? ¿Quién te liberó? ¡Regresa a tu lugar!”. La mejor manera de derrotar a Satanás es avergonzándolo. Debemos decirle: “Satanás, ¿no sabes que ya fuiste derrotado? Tú fuiste destruido. Regrésate y quédate en tu lugar”. Entonces él se irá. Al participar de nuestra naturaleza y destruir a Satanás, Cristo nos liberó de la esclavitud. La muerte fue abolida, Satanás, quien tiene el imperio de la muerte, ha sido destruido, y nosotros fuimos liberados de la esclavitud.
D. El Señor está santificándonos
Actualmente, Cristo nos está santificando (2:11). Él es el que santifica y nosotros los que somos santificados. Él está santificándonos día tras día (1 Ts. 5:23-24). Nosotros estaremos continuamente bajo Su obra santificadora hasta que seamos plenamente transformados a Su imagen (2 Co. 3:18).
E. El Señor es poderoso para socorrernos
Cristo es poderoso para socorrernos (2:18). Él es poderoso para ayudarnos en todo hasta el final. No presten atención a las mentiras; no hagan caso a sus circunstancias, debilidades o problemas, ni aun a sus cónyuges, ya que es posible que a momentos actúen como pequeños mentirosos. Sus enfermedades, sus debilidades y su medio ambiente pueden también ser engañosos. No crean ninguna mentira. Los hermanos que llevan la delantera jamás deberían escuchar mentiras. A menudo, el enemigo usa a los hermanos o hermanas para hablar mentiras a los hermanos responsables. Por ejemplo, alguien podría decir: “El nivel de las reuniones de la iglesia ha descendido mucho”. Cuando alguien dice esto, no es necesario entrar en argumentos con él; simplemente debemos cerrar nuestros ojos y decir: “Eso es una mentira. ¡Apártate! Yo creo que la iglesia es viviente y que está en lo alto”. Esto es fe. Ensaye esto y vea los resultados. Hermanas, si ustedes dicen que su esposo no es bueno, les aseguro que él seguirá siendo un inútil simplemente porque usted así lo ha profetizado. Usted debe cruzar el río. No piense que su esposo es inútil; en lugar de ello diga: “Mi esposo es el mejor de entre todos los hombres”. Si usted dice esto, el Señor vendrá, escuchará su profecía y hará que su esposo sea el mejor. El Señor es capaz de ayudarnos en todas las cosas. Él es poderoso para socorrernos en cualquier situación.
Todo lo que Cristo hizo en el pasado, lo que está haciendo en el presente y lo que hará en el futuro, está todo incluido en esta “salvación tan grande”, y todos éstos son factores que hacen que Su salvación sea “tan grande”.
(
Estudio-vida de Hebreos, capítulo 6, por Witness Lee)