II. SU OBRA
Ahora examinaremos la obra del Hijo. En 1:2-3 se revela que las obras que el Hijo realiza son de dos categorías: Su obra en la creación y Su obra en la redención.
A. En la creación
1. En el pasado el Hijo creó el universo
Hebreos 1 revela que el Hijo creó los cielos y la tierra (1:2, 10). Todas las cosas llegaron a existir por medio del Hijo (Jn. 1:3; Col. 1:16; 1 Co. 8:6). El Hijo es el Creador del universo.
2. En el presente el Hijo sustenta todas las cosas
Después de crear todas las cosas, el Hijo vino a ser el Sustentador de todas ellas (1:3). La tierra se halla suspendida en el espacio; no hay columnas que la sostengan. Después de que el Hijo la creó, empezó a sustentarla; Él la sustenta con la palabra de Su poder. Si les preguntáramos a los científicos qué es lo que sostiene la tierra, ellos dirían que efectivamente hay algo que la sostiene. Asimismo, los astrónomos hablan de cómo los planetas se desplazan cada uno de acuerdo con su propia órbita y que si éstos llegaran a salirse de su órbita, se produciría una catástrofe de proporciones universales. ¿Quién es Aquel que sustenta el universo? El Hijo. Él sustenta el universo sin esfuerzo alguno. Él no tiene que hacer nada, sino que simplemente habla. Él sustenta todas las cosas con la palabra de Su poder.
Hebreos es un libro que trata sobre la palabra de Dios. En 11:3 se nos dice que el universo fue constituido por la palabra de Dios, y en 1:3 vemos que el universo es sustentado con la palabra de Su poder. La Palabra divina es muy rica en significado. Nos muestra que el Hijo no sólo es el Creador de todas las cosas, sino también Aquel que las sustenta. Él creó el universo por medio de Su palabra y ahora lo sustenta con la misma.
3. En el futuro el Hijo heredará todas las cosas
En el pasado, Él fue el Creador; en el presente, Él es quien sustenta todas las cosas; y en el futuro, Él será el Heredero de todo (1:2). El sol, la tierra, el sistema solar, las estrellas, las galaxias, todo es Suyo. Todas las cosas son para Él; Él lo heredará todo. Así, pues, con respecto a la creación, Él es el Creador, el Sustentador y el Heredero. Todas las cosas son de Él, por Él y para Él (Ro. 11:36).
B. En la redención
1. En el pasado el Hijo efectuó
la purificación de los pecados
Con relación a la redención divina también hay tres etapas. En primer lugar, en el pasado el Señor efectuó la purificación de nuestros pecados (1:3). Él no sólo hizo propiciación por nuestros pecados, sino que también efectuó la purificación de ellos. Propiciar significa cubrir, pero purificar significa que nuestros pecados han sido lavados. En la tipología del Antiguo Testamento, la propiciación solamente podía cubrir los pecados (Sal. 32:1); no podía quitarlos. Así que, los sacerdotes que hacían propiciación estaban de pie, día tras día, ofreciendo siempre los mismos sacrificios (10:11), y nunca podían sentarse. Pero el Hijo quitó el pecado (Jn. 1:29) y logró la purificación de los pecados de una vez por todas. Entonces se sentó para siempre (10:10, 12) A los ojos de Dios, el problema del pecado ha sido resuelto; para Él, el pecado ha sido eliminado del universo. El pecado no debe encontrarse en nosotros ni en la iglesia ni en nuestros hogares. El pecado ya fue lavado, y la purificación del mismo se ha consumado. El Hijo concluyó esta obra en el pasado.
2. Actualmente el Señor está
sentado a la diestra de Dios
¿Qué está haciendo el Hijo hoy? Él está sentado, descansando. Él está deleitándose en un panorama excelente. Él está sentado a la diestra de Dios, viendo cómo aquellos que le aman y le buscan experimentan la purificación de los pecados que Él efectuó. Él no está haciendo nada más excepto estar sentado. Por lo menos en cinco ocasiones el libro de Hebreos nos dice que el Señor Jesús está sentado (1:3, 13; 8:1; 10:12; 12:2). Él no tiene ningún trabajo pendiente. Él no necesita lavarlo a usted otra vez, pues ya lo lavó por completo. Aun antes de que usted confesara sus pecados, ya Él lo había lavado. De hecho, usted fue lavado aun antes de nacer. Ahora al Señor no le queda nada más que hacer. La obra que Él ha realizado es muy superior a la de los sacerdotes.
3. Con relación al futuro, el Señor está esperando
a que Sus enemigos sean subyugados
El Señor está esperando a que Sus enemigos sean subyugados. Esto sucederá en el futuro. Lo único que al Señor le falta es un estrado para Sus pies. Él ya posee el trono y la corona, pero aún no tiene un estrado. Esto es lo único que Él está esperando obtener. Pueden estar plenamente seguros de que Él obtendrá este estrado para Sus pies.
El libro de Hebreos subraya el hecho de que Cristo ya efectuó todo lo que Dios requería y lo que nosotros necesitábamos, y no dejó ningún trabajo pendiente para nosotros. El hecho de que Él esté sentado a la diestra de Dios, significa que Su obra ha sido consumada y que Él ahora está en reposo en los cielos, esperando sólo una cosa: que Dios ponga a Sus enemigos por estrado de Sus pies. Él está sentado ahí en los cielos esperando obtener tal estrado que le permita entrar en un reposo completo.
En el Antiguo Testamento Dios habló en los profetas, en hombres movidos por Su Espíritu (2 P. 1:21). Pero en el Nuevo Testamento Él habla en el Hijo, en la persona del Hijo. El Hijo es Dios mismo (1:8); es Dios manifestado. Dios el Padre está escondido; Dios el Hijo es expresado. Nadie jamás ha visto a Dios; el Hijo, como el Verbo de Dios (Jn. 1:1; Ap. 19:13) y el hablar de Dios, lo ha declarado y ha sido la expresión, explicación y definición plena de Él (Jn. 1:18). El Hijo es el centro, el enfoque, del libro de Hebreos. En la Deidad, Él es el resplandor de la gloria de Dios y la impronta de Su sustancia. En la creación, Él es el medio por el cual el universo fue hecho, el poder que sustenta todas las cosas y el Heredero designado para heredar todas las cosas. En la redención, Él efectuó la purificación de los pecados y ahora está sentado a la diestra de Dios en los cielos, esperando que Sus enemigos le sean sometidos.
El libro de Hebreos nos revela el contraste que existe entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. El Antiguo Testamento estaba fundado en la ley de la letra y en formalismos; era del hombre, terrenal, temporal y visible, y produjo una religión: el judaísmo. El Nuevo Testamento está fundado en la vida; es espiritual, celestial y permanente, se rige por la fe, y está centrado en una sola persona: el Hijo de Dios.
(
Estudio-vida de Hebreos, capítulo 3, por Witness Lee)