II. LOS QUE SON SANTIFICADOS
A. Pecadores que fueron reconciliados con Dios mediante la propiciación
Sin lugar a dudas, somos aquellos que están siendo santificados. Los que son santificados son pecadores por quienes Cristo hizo propiciación ante Dios (2:17). Como pecadores, teníamos problemas con Dios. Como Aquel que santifica, ¿cómo podía Él santificar a quienes estaban en conflicto con Dios? Esto era imposible. Por ello el Señor Jesús hizo propiciación por nosotros (2:17). ¿Qué significa esto? Simplemente quiere decir que Cristo aplacó la ira de Dios a causa de nuestra situación. Aunque nosotros teníamos problemas con Dios, ahora, mediante la propiciación efectuada por Él, ya no tenemos problemas con Él. Podemos declarar confiadamente que tenemos absoluta certeza de no tener problemas con Dios. Tal vez usted sienta que todavía tiene algún problema con Dios. Pero no crea en lo que sus sentimientos le digan; sus sentimientos no significan nada. La Palabra santa significa todo para nosotros, y ella nos dice que Cristo apaciguó a Dios por nosotros.
B. Liberados de ser víctimas de la muerte
No solamente éramos pecadores que necesitaban propiciación, sino además víctimas de la muerte. Nuestro destino final era la muerte. ¡Aleluya! ¡Fuimos librados de la esclavitud de la muerte (2:15)! Tanto el concepto de que Dios ha sido apaciguado mediante la propiciación como el concepto de que fuimos liberados de la muerte, son muy profundos. Ambos se mencionan claramente en Hebreos 2. Fue hecha propiciación ante Dios, y nosotros fuimos liberados. Ahora no tenemos ningún problema con Dios, ni estamos sujetos a esclavitud por el temor de la muerte. Somos libres; hemos sido libertados y emancipados. Somos un pueblo libre. ¿Quién podría esclavizarnos nuevamente? A menudo la gente se refiere a los Estados Unidos como la tierra de la libertad. Ciertamente nosotros los creyentes estamos en la verdadera tierra de la libertad.
C. Los muchos hijos
de Dios fueron engendrados
A fin de ser los que son santificados, necesitamos algo más: ser engendrados como hijos de Dios. Los muchos hijos de Dios tenían que ser engendrados. En cuanto a lo negativo, se hizo propiciación por nuestros pecados, y fuimos librados de la esclavitud de la muerte; en cuanto a lo positivo, fuimos engendrados como los muchos hijos de Dios. La obra de santificación que Dios realiza consiste en que el Hijo primogénito de Dios opera en los muchos hijos de Dios. Esto quiere decir que el que santifica es el Hijo primogénito de Dios y que los que son santificados son los muchos hijos de Dios. El Primogénito está ahora operando en Sus muchos hermanos. Él está capacitado para ser Aquel que santifica debido a que es el Hijo primogénito de Dios, y nosotros cumplimos los requisitos para ser los que son santificados debido a que somos los muchos hijos de Dios. Él fue hecho apto porque pasó por la encarnación, la crucifixión, la resurrección, la glorificación y la exaltación. Después de haber pasado por este proceso, Él llegó a ser el Hijo primogénito de Dios. Lo que nos capacita para ser los que son santificados es que se hizo propiciación por nuestros pecados, se nos dio libertad de la esclavitud de la muerte y fuimos engendrados como hijos de Dios. Ahora tanto Él como nosotros hemos sido hechos aptos. Él cumple todos los requisitos para ser el que santifica, y nosotros cumplimos los requisitos para ser los que son santificados. ¿Se habían dado cuenta de que hemos sido hechos aptos para ser santificados? No cualquiera puede ser santificado, mas nosotros hemos sido hechos perfectamente aptos para ello por medio de la propiciación que Cristo efectuó y por Su resurrección.
(Estudio-vida de Hebreos, capítulo 11, por Witness Lee)