LA ÚNICA OBRA QUE DIOS REALIZA
A TRAVÉS DE LOS SIGLOS
ES LA DE FORJARSE A SÍ MISMO EN EL HOMBRE
Es una bendición muy grande que los estudiantes universitarios sean salvos mientras aún son jóvenes. Además, la condición de las iglesias hoy en día es mucho más rica de lo que fue hace treinta años. Hace treinta años, aun si hubiésemos gastado todo nuestro dinero para comprar literatura espiritual, hubiese sido imposible encontrar en ella la luz que tenemos hoy en día. Ahora les hemos pasado la luz de estas verdades a ustedes, por lo que deben ver claramente que a través de los siglos Dios únicamente desea realizar una sola obra. La única obra que Dios ha venido realizando a través de los siglos es la de forjarse a Sí mismo en el hombre. Dios desea hacer del hombre un Dios-hombre, una persona que es Dios y al mismo tiempo hombre. Un Dios-hombre es alguien que tiene a Dios en él, alguien que posee el elemento de Dios. Podemos comparar esto a una taza de agua que, al añadírsele el elemento del té, llega a ser una taza de agua de té. Nosotros originalmente éramos únicamente humanos, pero hoy tenemos a Dios, pues Él se añadió a nosotros. Dios no sólo se añadió a nosotros, sino que también se mezcló con nosotros. Esta mezcla se efectúa hasta tal punto que llegamos a ser Dios-hombres, sólo que no participamos en Su Deidad.
La obra única que Dios ha venido realizando a través de los siglos ha consistido en forjarse a Sí mismo en el hombre. Ésta fue la obra que realizó en Job, en Enoc, en Noé, en Abraham, en Isaac, en Jacob y en los profetas del Antiguo Testamento. A través de los siglos Dios no llevó a cabo una obra diferente en estas personas. Si leemos el libro de Daniel sin ver el carácter que tenía Daniel, nos será difícil entender el contenido del libro. Si no conocemos el carácter de Isaías y el de Jeremías, será muy difícil que entendamos el contenido de los libros que ellos escribieron. Cada uno de los libros que fueron escritos por los profetas en el Antiguo Testamento, pueden compararse a la biografía de una persona ilustre. Si no logramos ver el carácter del profeta, no podremos percibir el sabor divino que la obra de Dios produjo en dicho profeta ni tampoco entenderemos la porción de las Escrituras que él escribió. Éste es el secreto. Por lo tanto, no sólo el Nuevo Testamento revela que estamos en Cristo, sino que también el Antiguo Testamento revela este mismo principio. Lo único que Dios ha venido haciendo a través de los siglos es forjarse a Sí mismo en el hombre. Ésta es la meta de Dios.
(Puente y canal de Dios, El, capítulo 1, por Witness Lee)