TOMAR A DIOS COMO EL CENTRO
DE NUESTRA VIDA HUMANA
Probablemente algunos pregunten: “¿Cómo puedo permitir que Dios ejerza influencia sobre mi vida y regule mi vivir?”. La respuesta es muy sencilla: debemos tomar a Dios como el centro de nuestra vida humana. A pesar de que un creyente sea salvo, es posible que aún no se haya dado cuenta completamente de que Dios está en él y de que necesita servir a Dios. Tal persona no tiene el sentir de Dios ni reconoce que Dios debe ser su único centro. Necesitamos que Dios sea el centro de nuestra vida humana. Puede ser que los hermanos y hermanas jóvenes se centren mucho en sus estudios; sin embargo, deben darse cuenta de que el centro de toda su existencia no debe ser los libros, sino Dios. Si los libros llegan a ser su centro, esto no les hará bien, sino más bien, daño en el futuro.
Los que aman el dinero serán perjudicados por el dinero, y tarde o temprano serán esclavizados por él. Aunque una persona pueda estar vinculada con muchas cosas positivas, si Dios no le da equilibrio interiormente, su situación más tarde será muy peligrosa. En la iglesia encontramos santos que a menudo critican a otros. Esto es muy negativo. En sus críticas no se halla el elemento de Dios. Ellos no benefician a nadie con esto; al contrario, causan mucho daño. Si alguien tiene a Dios en su vivir, será de beneficio no sólo a su familia, sino también a la sociedad y al país. Si un cristiano tiene a Dios como su centro, su proceder y su actitud serán normales y adecuados, y sus acciones y conducta serán apropiadas.
(Puente y canal de Dios, El, capítulo 7, por Witness Lee)