Tener comunión con el Señor para la mezcla de Dios con el hombre, por Witness Lee

CONOCER EL CORAZÓN

Las partes del espíritu

El corazón es otro órgano que también está relacionado con la comunión. El alma se compone de tres partes: la mente, la parte emotiva y la voluntad. La voluntad es la parte más débil del alma, y la mente es la más fuerte. El espíritu se compone también de tres partes: la comunión (Jn. 4:24), la intuición (1 Co. 2:11) y la conciencia (Ro. 9:1; 8:16). El espíritu de un incrédulo está muerto. Ello no significa que no tenga un espíritu, sino que la función de su espíritu para con Dios se ha perdido. Esto tampoco significa que su espíritu no pueda ejercer su función, sino que está aislado de Dios. Su conciencia aún cumple alguna función. Cuando una persona es salva, su espíritu es vivificado y es renovado, por lo cual llega a ser un nuevo espíritu. La función más manifiesta de este nuevo espíritu es la conciencia. Un nuevo creyente a menudo se siente condenado, reprendido o sin paz en su espíritu. Esto demuestra que su conciencia es el sentido más fuerte en su espíritu. En contraste, la función de la intuición es relativamente débil. Por lo tanto, la parte más fuerte de su espíritu es la conciencia, y la más débil es su intuición. Si él regularmente atiende al sentir de su conciencia, tendrá comunión, y mientras está en comunión, su intuición será fortalecida. Por experiencia, empezamos con la conciencia y luego proseguimos a la comunión e intuición.

Cuando predicamos el evangelio, la primera obra del Espíritu consiste en tocar la conciencia de las personas, de modo que se sientan condenadas debido al pecado. Una vez que su conciencia es tocada, ellas se acercarán al Señor. Entonces su oración, que es la comunión, procederá de su espíritu. Finalmente, en esta comunión, ellas recibirán intuición. Así pues, en la experiencia de salvación, las partes del espíritu de una persona cumplen su función en el mismo orden: conciencia, comunión e intuición.

Las partes del corazón

Según la Biblia, además del espíritu y el alma, el hombre también tiene un corazón. El corazón no es una parte independiente, sino que se compone de las tres partes del alma y una parte del espíritu. La Biblia habla de los pensamientos del corazón. Los pensamientos son una función de la mente, pero Hebreos 4:12 nos habla de los pensamientos con relación al corazón. Esto demuestra que el corazón incluye la mente. En Mateo 9:4 el Señor dijo: “¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones?”. Pensar mal es una función de la mente, pero el Señor dijo que la función de pensar está relacionada con el corazón. Esto también demuestra que el corazón incluye la mente. Luego, Hechos 2:26 dice: “Mi corazón se alegró”, y en Juan 16:6 el Señor dijo: “Tristeza ha llenado vuestro corazón”. Tanto estar alegre como estar triste son funciones de la parte emotiva. Esto demuestra que el corazón incluye también la parte emotiva. Hebreos 4:12 habla también de las “las intenciones del corazón”. La intención es una función de la voluntad, lo cual demuestra que el corazón incluye la voluntad. Así pues, el corazón se compone de las tres partes del alma: mente, parte emotiva y voluntad. Por lo tanto, pareciera que el corazón es equivalente al alma. Sin embargo, no es así, puesto que el corazón también incluye la conciencia, que no es una parte del alma. Hebreos 10:22 habla de tener “purificados los corazones de mala conciencia”. Esto nos muestra que el corazón incluye la conciencia. Por lo tanto, la conciencia, que es una parte del espíritu, es también una parte del corazón. En la Biblia no podemos encontrar ningún versículo que hable del corazón con respecto a la comunión e intuición. Si encontráramos versículos que nos hablaran de esto, el corazón sería una combinación completa del espíritu y el alma; sin embargo, la Biblia únicamente nos habla del corazón con respecto a una sola parte del espíritu, la conciencia. En cuanto a esto, el idioma chino es muy significativo, pues los caracteres chinos para la palabra comunión e intuición no contienen el radical que se usa para el corazón, pero los caracteres para las palabras mente, parte emotiva, voluntad y conciencia sí contienen dicho radical, así como el corazón incluye estas cuatro partes. En conclusión, el corazón incluye las tres partes del alma más la conciencia, que está en el espíritu.

Nuestro corazón está relacionado con nuestra comunión con Dios. La clase de relación que tenemos con Dios depende de la condición de nuestro corazón. Mateo 5:8 dice: “Bienaventurados los de corazón puro, porque ellos verán a Dios”. Salmos 73:1 dice: “Ciertamente Dios es bueno para con Israel, / para con los puros de corazón”. En 2 Corintios 3:16 leemos: “Pero cuando su corazón se vuelve al Señor, el velo es quitado”. En 1 Juan 3:21 se afirma: “Si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos ante Dios”. Estos versículos muestran que nuestro corazón es la clave para tener comunión con Dios. Debido a que deseamos aprender a tener comunión, debemos resolver todos los problemas que tenemos en nuestro corazón.

Cuatro puntos cruciales en cuanto a resolver los problemas del corazón

Hay cuatro puntos cruciales en cuanto a las medidas que debemos tomar con respecto a nuestro corazón. Debemos resolver los problemas presentes en nuestro corazón hasta que éste sea puro, amoroso y suave y esté en paz.

Ser puro de corazón es algo que principalmente está relacionado con la mente y la parte emotiva. En el sentido negativo, debemos ejercitarnos de tal modo que nuestra mente no esté confundida y nuestra parte emotiva no sea impulsiva. En el sentido positivo, debemos ejercitarnos para que nuestra mente considere únicamente a Dios y nuestra parte emotiva ame sólo a Dios. Esto es lo que significa tener un corazón puro, tener un corazón sencillo y considerar a Dios y amarle con sencillez de corazón.

Un corazón amoroso es un corazón que ama a Dios. Marcos 12:30 dice: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas”. El amor alude a la parte emotiva de nuestro corazón.

Tener un corazón suave hace referencia a nuestra voluntad. Ser suave es lo contrario a ser duro. Inicialmente, nuestra voluntad está endurecida y es rebelde, pero después de que es purificada, se suaviza y llega a ser flexible. En Ezequiel 36:26 Dios dice: “Quitaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne”. Nuestro corazón originalmente es tan duro como una piedra, pero cuando somos salvos, Dios nos da un corazón de carne, el cual es suave. Aquellos cuya voluntad ha sido disciplinada tienen un corazón suave.

Estar en paz está relacionado con nuestra conciencia. Cuando hay alguna ofensa en nuestra conciencia, no tenemos paz en nuestro corazón. Una vez que la ofensa es quitada, nuestro corazón está en paz.

Resolver los problemas de nuestro corazón equivale a resolver los problemas presentes en nuestra mente, nuestra parte emotiva, nuestra voluntad y nuestra conciencia. Nuestra mente y nuestra parte emotiva necesitan ser purificadas hasta que sean sencillas y puras; entonces nuestro corazón será puro. Nuestra parte emotiva necesita ser purificada hasta que ame a Dios; entonces nuestro corazón será amoroso. Nuestra voluntad necesita ser purificada hasta que sea subyugada; entonces nuestro corazón será suave. Nuestra conciencia necesita ser purificada hasta que no haya más ofensas; entonces nuestro corazón estará en paz. Sólo un corazón que es puro, amoroso, suave y está en paz, es un corazón apropiado. Nuestro corazón puede mantener una relación apropiada con Dios y tener comunión con Él únicamente cuando nuestra mente es pura al considerarlo sólo a Él, nuestra parte emotiva es sencilla al amarlo sólo a Él, nuestra voluntad es sumisa a Él y nuestra conciencia está en paz con Él. En esto consiste la lección de tener comunión. Si nos ejercitamos conforme a esto, tocaremos a Dios. Si tomamos las medidas necesarias para que nuestro corazón sea puro, amoroso, suave y esté en paz, experimentaremos la comunión. ¡Que Dios nos conceda Su gracia!

(Tener comunión con el Señor para la mezcla de Dios con el hombre, capítulo 4, por Witness Lee)