LA MANERA PRÁCTICA
DE TENER COMUNIÓN CON DIOS
A continuación daremos nueve puntos que de manera práctica nos ayudarán a aprender la lección de tener comunión con Dios.
Apartar un tiempo específico
Debido a que somos débiles, debemos apartar un tiempo específico para tener comunión con Dios. En 1 Reyes 18:21 leemos: “¿Hasta cuándo andaréis brincando entre dos opiniones?”. Los que brincan entre dos opiniones no pueden aprender las lecciones espirituales. Debemos fijar un tiempo específico para aprender la lección de tener comunión. Si no aprendemos a entrar en comunión, los mensajes que hemos escuchado no nos brindarán ninguna ayuda. Las enseñanzas del Señor en Mateo 5—7 no pueden cumplirse mediante la superación personal. Dichas enseñanzas sólo pueden cumplirse en el vivir de alguien que está bajo el gobierno de los cielos. Cuando estamos en comunión con Dios, podemos obedecer al gobierno celestial, y de este modo Dios se expresa en nuestro vivir. Solamente en nuestra comunión con Dios podemos recibir luz espiritual. Por lo tanto, debemos apartar un tiempo específico para aprender la lección de tener comunión.
Consagrarnos completamente
El verdadero significado de tener comunión es que nos mezclemos con Dios. Sin embargo, Dios necesita obtener nuestro consentimiento antes de llevar a cabo una obra de mezcla. Por lo tanto, es necesario que empecemos nuestra comunión con una consagración completa en la que le entreguemos todo a Dios.
Volvernos primero al espíritu
Después de nuestra consagración, las actividades de nuestra mente, parte emotiva y voluntad deben primeramente ser sujetadas al escrutinio de nuestro espíritu; de lo contrario, no debemos hacer nada. Este punto no es fácil de aprender porque por naturaleza somos independientes. Puesto que deseamos mezclarnos con Dios, después de que nos consagremos, primero debemos llevar cada asunto a nuestro espíritu, discernir el sentir en nuestro espíritu y esperar recibir el mando del espíritu. Debemos hacer lo que nuestro espíritu nos permita hacer y no hacer nada que el espíritu nos prohíba. Todos los asuntos, grandes y pequeños, deben ser examinados por nuestro espíritu.
Ser serios y diligentes
Aprender a tener comunión es una lección muy seria. Una persona descuidada y relajada no aprenderá esta lección apropiadamente. Por consiguiente, de una manera seria y diligente debemos ejercitarnos para aprender la lección de tener comunión.
Desatender cualquier razonamiento
Los razonamientos son distracciones de Satanás. Por lo tanto, debemos aprender a desatender todo análisis y razonamiento que proviene de nuestra mente. En cuanto empecemos a razonar, nuestra comunión se interrumpirá. En los pormenores de nuestra práctica no debe importarnos lo correcto o lo incorrecto. Únicamente debe importarnos el principio de volvernos a nuestro espíritu y de ser dirigidos por nuestro espíritu. Cuando centramos nuestra atención en lo correcto o incorrecto, nuestra comunión se interrumpe y caemos en la trampa de razonar y analizar.
Ejercitar la voluntad
A fin de aprender la lección de tener comunión, no debemos esperar pasivamente a que seamos movidos por el Espíritu. En vez de ello, debemos ejercitar activamente nuestra voluntad. Esto concuerda con la enseñanza del Nuevo Testamento.
Creer
Debemos aprender a tener fe y a creer que estamos en las manos de Dios y bajo Su dirección y protección. Independientemente de si tenemos la razón o estamos equivocados, Él asume la responsabilidad por nuestra comunión. Si no creemos, no podemos aprender a tener comunión.
Cultivar el hábito de volvernos a nuestro espíritu
En toda situación debemos poder ejercitar nuestro espíritu. Debemos ser aquellos que se vuelven a su espíritu, no hacia el mundo. Algunos creyentes se vuelven a su espíritu cuando oran, pero se alejan de su espíritu después de que terminan de orar. Debemos practicar continuamente el volvernos a nuestro espíritu; no debemos extraviarnos de nuestro espíritu. Lo mejor es no tratar de determinar si estamos en nuestro espíritu o fuera de él; simplemente debemos buscar al Señor en nuestro espíritu.
Vivir conforme al sentir interior
No debemos hacer nada si no hemos discernido el sentir en nuestro espíritu. Esto significa que no debemos realizar ninguna actividad independientemente del sentir en nuestro espíritu. No debemos ser pasivos, ni tampoco debemos ejercitar nuestra voluntad aparte de nuestro espíritu. El ejercicio de nuestra voluntad debe estar bajo la dirección de nuestro espíritu. Debemos cultivar el hábito de volver todo nuestro ser al espíritu y de hacerlo todo en nuestro espíritu. Si el Espíritu no se mueve, no debemos movernos nosotros. Debemos ser siempre personas que despiertan el espíritu.
(
Tener comunión con el Señor para la mezcla de Dios con el hombre, capítulo 3, por Witness Lee)