ORAR CON MIRAS A INQUIRIR
Los puntos descritos anteriormente tienen que ver con la oración en la que tenemos comunión con Dios. Éste es el fundamento de la oración. Después que ha sido puesto un buen fundamento, podemos entrar en el segundo aspecto de la oración: la oración en la cual inquirimos. Este aspecto de la oración incluye inquirir en cuanto a la obra del Señor y en cuanto a nuestras necesidades personales. Hablemos acerca de inquirir en cuanto a la obra del Señor.
Es iniciada por Dios
El fundamento de nuestra oración consiste en entrar en comunión con Dios, es decir, entrar en Dios. Entonces nuestra oración es iniciada por Dios, no por nosotros. Él nos da las cargas por las cuales orar. En vez de que nosotros le pedimos a Dios que haga algo, Dios nos pide que hagamos peticiones a favor de Él con respecto a algún asunto. Mateo 6 muestra que la oración genuina consiste en orar a favor de Dios. En la primera parte de nuestra oración, nosotros entramos a la presencia de Dios y tenemos comunión con Él. En ese momento Dios nos unge con Su carga por la obra y nos revela Su intención, y entonces nosotros podemos pedir conforme a Su voluntad y Su carga por la obra. Estos asuntos no tienen que ver con nosotros sino con el Señor; por consiguiente, oramos a favor de Dios, no de nosotros mismos. Este aspecto de la oración es iniciado por Dios, no por nosotros. La oración genuina no se ofrece a favor de nosotros mismos; la oración genuina se ofrece a favor de Dios y es iniciada por Dios. Cuando el Señor les enseñó a los discípulos a orar, dijo: “Vosotros, pues, oraréis así” (v. 9). Es el Señor quien inicia y propone.
Debemos inquirir más que hacer peticiones
El segundo aspecto de la oración debe consistir en inquirir más que en pedir. Por ejemplo, mientras un hermano responsable tiene comunión con el Señor, puede sentir preocupación por los hermanos y hermanas jóvenes. Él debe entonces inquirir ante el Señor, diciendo: “Señor, ¿es esta carga de parte de Ti? ¿Qué quieres que haga? ¿Cómo puedo ayudarlos? ¿Cuál es Tu propósito con respecto a los hermanos y hermanas jóvenes?”. Esto es lo que significa inquirir. No debemos empezar pidiendo sino teniendo primero comunión con el Señor. Pedir al comienzo de nuestra oración es dejarle saber a Dios lo que nosotros queremos sin saber lo que Él desea. Las buenas oraciones son oraciones en las que inquirimos. Cuando inquirimos en nuestra oración, en lugar de dejarle saber a Dios cuál es nuestro deseo, Su deseo nos es dado a conocer. Después de que el hermano responsable percibe el propósito de Dios con respecto a los santos jóvenes, él debe continuar inquiriendo y decir: “Señor, ¿quieres que tenga comunión con ellos?”. Ésta es la unción dentro de él. Al parecer el hermano está inquiriendo, pero en realidad es Dios quien está operando en él. Mientras el hermano está inquiriendo, por un lado, sentirá una pesada carga en su interior, pero, por otro, será lleno de vida, de una sensación de liberación y de paz. Además de esto, podrá inquirir si debe ir solo o con otro hermano. Las buenas oraciones son aquellas en las cuales inquirimos porque ellas honran a Dios.
David sabía cómo orar. Él a menudo inquiría ante Jehová (1 S. 30:8; 2 S. 5:19, 23; Sal. 27:4). La mejor oración es aquélla en la que inquirimos delante del Señor paso a paso, conforme al sentir interior. Al inquirir de esta manera, fácilmente podemos recibir la dirección de Dios y obrar según Su dirección. Si somos guiados a visitar a cierto hermano, él ciertamente tocará a Dios, porque Dios se expresará por medio de nosotros. De este modo, cuando vayamos a contactar a este hermano, Dios mismo irá a contactarlo. Esta clase de obra no tiene que ver con ninguna preferencia, intención, maniobra ni capacidad humana; al contrario, es una obra llena de la mezcla de Dios con el hombre. Más aún, las palabras que le digamos a ese hermano serán el fruto de la comunión. Antes de expresar cualquier cosa, primero le consultaremos a Dios, por lo que cada palabra saldrá de nuestro espíritu. Como resultado, cada palabra que expresemos tocará el espíritu del hermano y le suministrará a Dios. Ésta es la obra genuina.
(
Tener comunión con el Señor para la mezcla de Dios con el hombre, capítulo 1, por Witness Lee)