SER ÚTILES DEPENDE DE QUE RESPONDAMOS
A LAS EXIGENCIAS DE DIOS
Alguien que desee ser usado por el Señor necesita Su visitación y debe estar dispuesto a pagar el precio. Además de esto, debe aprender a tener comunión con el Señor. Recibir la visitación del Señor y pagar el precio son los asuntos más importantes para ser usados por el Señor. Sin embargo, si una persona no tiene suficiente comunión con el Señor, el asunto de pagar el precio será simplemente conocimiento. Sólo será una acción que realizará después de haber aprendido una doctrina, mas no será el resultado de haber sido tocado por el Señor durante su comunión con Él. Tenemos que reconocer que todavía hay muchas cosas en nuestro corazón y en nuestro vivir que reemplazan a Dios y usurpan Su lugar en nosotros. Estas cosas impiden que Él opere en nosotros. A menos que Dios saque a luz estas cosas en nuestra comunión con Él, seremos insensibles con respecto a ellas. Cuando tenemos comunión con Él, Él nos hace comprender que ciertas personas, asuntos u objetos nos ocupan y limitan Su obra. La experiencia de ser tocados por Dios en nuestra comunión con Él y de rendirnos a Él es sumamente preciosa. Esta experiencia no sólo nos capacitará para que seamos usados por el Señor, sino que además nos mantendrá frescos y vivientes. Cuando sentimos que nuestras experiencias, testimonios o mensajes son viejos, ello indica que debe de haber algún problema en nuestra comunión con el Señor; o hemos perdido esta comunión o no tenemos mucha comunión. Como resultado, no tenemos nuevas experiencias, y no somos útiles.
Hay dos maneras de pagar el precio. Una de ellas consiste en pagar el precio conforme a la exigencia del sentir que tenemos. La otra manera consiste en pagar el precio conforme a la revelación de la verdad. Sin embargo, debemos tener presente que no es suficiente pagar el precio sólo conforme a la revelación de la verdad. Además de ello, debemos estar dispuestos a pagar el precio conforme a la exigencia del sentir nacido de la comunión que hemos tenido con el Señor. Sólo entonces pagar el precio será una acción fresca y viviente. Cuando no hemos tenido suficiente comunión y pagamos el precio sólo conforme a la revelación de la verdad, los demás no percibirán la presencia de Dios ni Su expresión. Es posible que la revelación de la verdad nos exija abandonar cierto asunto, pero nosotros debemos pagar el precio de dejar aquello cuando, en nuestra comunión con Dios, sintamos que Él quiere que lo dejemos. Pagar el precio de este modo será algo fresco y hará que otros perciban a Dios en ello.
Ser usados por Dios es permitir que Él fluya de nosotros para impartir Su suministro a otros. Sin embargo, si no le permitimos fluir en nosotros, Él no podrá fluir de nosotros. La mejor forma de permitir que Dios fluya en nosotros es tener comunión con Él. Cada vez que tengamos comunión con Dios, debemos sentir que Él nos exige algo. Si no sentimos que Él nos exige nada, no hemos entrado aún en Su presencia. Dios siempre exige algo de nosotros. Tener comunión con Dios es la manera en que nosotros lo ganamos a Él, y también es la manera en que pagamos el precio. Quienes deseen ser usados por Dios deben tener comunión con Él regularmente.
La comunión de la cual estamos hablando no se refiere simplemente a aquélla en la que nos encerramos en nuestro cuarto a leer la Biblia y a orar. Tener comunión se refiere a tener contacto con Dios en el espíritu en cualquier momento y en cualquier lugar. Este contacto interno que tenemos con Dios debe continuar aun mientras estamos ocupados en nuestro trabajo o mientras nos relacionamos con otros. Si tenemos este tipo de comunión con Dios, podremos experimentarlo y ganarlo continuamente, y Él fluirá de nosotros para que podamos impartirlo en los demás. Cuando somos este tipo de personas, podemos ser usados por Dios continuamente. Quienes deseen ser usados por Dios deben aprender esta lección.
Dios siempre nos exige algo cuando tenemos comunión con Él. Por ello, en cada experiencia genuina de comunión, en lugar de sentir que hemos ganado mucho de Dios, sentimos que Él nos ha pedido muchas cosas. Si siempre sentimos que hemos ganado a Dios pero no sentimos que Él nos ha pedido algo, no podemos ser usados por Él. Aquellos que son usados por el Señor a menudo sienten que Él constantemente les exige algo, y ellos están dispuestos a responder por Su gracia. Como resultado, el agua viva fluye continuamente de ellos, de una manera muy semejante al famoso manantial de la provincia de Shangtung, China, que fluye y derrama agua a borbotones, aun durante una sequía prolongada. Esto es conforme a las palabras del Señor, a saber: “El que cree en Mí [...] de su interior correrán ríos de agua viva” (Jn. 7:38).
El Señor siempre nos exige algo en nuestra comunión con Él, porque hay demasiados asuntos y cosas en nosotros que lo reemplazan a Él. Son muchas las cosas que lo reemplazan a Él en nuestro interior, en nuestro vivir y en nuestro entorno; es por ello que no expresamos mucho de Su elemento. Por esta razón, el Señor continuamente nos hace exigencias. Cuanto más terreno le cedamos al Señor, más Él exigirá de nosotros. Cuando respondamos a Sus exigencias, Él exigirá más de nosotros. Sin embargo, si Él no nos pide nada, esto indica que nuestra comunión con Él se ha interrumpido, y aunque todavía participemos en la obra, no podremos ser usados por Él. Es posible que laboremos, pero no tendremos el fluir de vida; y es posible que todavía demos mensajes, pero no impartiremos a Dios en los demás. Por consiguiente, puesto que deseamos ser usados por Dios, no debemos descuidar la lección de tener comunión con Dios. Debemos entrar en Su presencia continuamente y responder a Sus exigencias.
(
Tener comunión con el Señor para la mezcla de Dios con el hombre, capítulo 2, por Witness Lee)