LLEGAR A SER ESPIRITUAL Y SER TRANSFORMADO
EN LA IMAGEN DEL SEÑOR
Cuando fuimos salvos, nuestro espíritu fue vivificado, pero nada ocurrió en nuestra alma ni en nuestro cuerpo. A partir de nuestra regeneración, Dios empezó una obra a fin de salvar nuestra alma. Por medio de la muerte y la resurrección nosotros podemos entrar en Él y recibir Su elemento. Un día, después que entremos en resurrección, nuestro cuerpo será transfigurado y llegará a ser un cuerpo glorificado. Para entonces, nuestra humanidad habrá sido introducida completamente en la divinidad. Por lo tanto, desde el día en que fuimos regenerados hasta el día en que nos encontremos con el Señor, la obra de Dios en nosotros está orientada a la transformación de nuestra alma y a la transfiguración de nuestro cuerpo. Este proceso de transformación involucra la muerte y la resurrección. El resultado de la transformación es que se produzca la mezcla de nuestra humanidad con la divinidad. Mediante esta mezcla somos conformados a la imagen del Hijo de Dios, es decir, somos transformados en la misma imagen del Señor, de gloria en gloria (Ro. 8:29; 2 Co. 3:18). Cuando la gente tiene contacto con un creyente que está en este proceso, percibe el olor de Dios. Los pensamientos, preferencias, opiniones y sugerencias de dicho creyente manifiestan el olor de Dios. Éste es un hombre espiritual; su naturaleza y su imagen han cambiado, porque él ha sido transformado en la misma imagen del Señor.
(Tener comunión con el Señor para la mezcla de Dios con el hombre, capítulo 6, por Witness Lee)