EL CANDELERO DE ORO ES CRISTO
Y TAMBIEN LAS IGLESIAS
Habiendo visto en los libros clásicos el aceite de la santa unción, ahora pondremos nuestra atención en el primer capítulo de Apocalipsis, donde el apóstol Juan dice: “...y vuelto, vi siete candeleros de oro” (v. 12). Para entender qué son estos candeleros, es necesario volver a los clásicos. No sé si usted alguna vez ha investigado en los clásicos acerca del candelero. Quiero decirles una vez más a los jóvenes que deben aprender a estudiar los clásicos. Por ejemplo, si usted desea tener un buen fundamento en el idioma chino, debe estudiar los clásicos chinos, pues si no lo hace, sólo repetirá lo que otros dicen sin entender lo que está diciendo. Lo mismo sucede con respecto a los asuntos espirituales. En la actualidad, tanto los cristianos como los teólogos únicamente siguen lo que otros han dicho.
Los siete candeleros de oro son las siete iglesias. ¿En qué nos basamos para decir esto? La mayoría diría que los candeleros dan luz, y que las iglesias también dan luz y resplandecen en esta era oscura; pero esto es “repetir como un loro” lo que otros dicen. Los candeleros de oro no son tan simples, y para entenderlos tenemos que escudriñar los clásicos. En ellos podemos hallar el cordero, el tabernáculo, el aceite de la santa unción y también el candelero de oro. Por ejemplo, en Exodo no sólo vemos el cordero y el tabernáculo, sino también el aceite de la santa unción y el candelero de oro. Igualmente, en los escritos de Juan no sólo vemos el Cordero y el tabernáculo, sino también el aceite de la santa unción y el candelero de oro. Los escritos de Juan son el desarrollo de Exodo. Exodo es la almáciga, el semillero, donde están sembradas las semillas y donde crecen los brotes; mientras que los escritos de Juan son una gran labranza y no un simple vivero. Les animo a que regresen a estudiar los clásicos y “se sumerjan” en ellos.
Durante siete años y medio me reuní en una asamblea de los Hermanos que conocía muy bien la Biblia. En aquel tiempo asistí a más de mil reuniones, y no hubo una sola reunión en la que no estudiáramos la Biblia o escucháramos un mensaje. Ellos no chismeaban, y tampoco tenían mucha oración ni cantos. Siempre que se reunían sólo leían, estudiaban y exponían la Biblia. Esos maestros bíblicos me enseñaron en más de mil ocasiones. Perdí la cuenta de las veces que escuché acerca del tabernáculo y del cordero; también oí sobre las setenta semanas al final de Daniel 9, las cuatro bestias en Daniel 7, las dos bestias en Apocalipsis y acerca de la gran imagen en Daniel 2. Debido a que escuché a estos maestros durante siete años y medio, desde 1925 hasta el verano de 1932, dichos temas causaron en mí una profunda impresión y me familiaricé con ellos al grado que hasta el día de hoy aún puedo recitar estos capítulos y versículos. Sin embargo, mi punto es el siguiente: después de haber escuchado tanto, con respecto al candelero de oro solamente aprendí de los Hermanos que éste representa a Cristo como la luz, ya que el Señor Jesús dijo: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, jamás andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Jn. 8:12). Yo acepté la interpretación de ellos. En 1932, cuando la iglesia fue establecida en mi pueblo natal, Chefoo, yo predicaba cinco veces por semana, y les decía a otros que el Señor Jesús es el candelero de oro, la luz del mundo; alejados de El estamos en tinieblas, pero con El andamos en la luz. Ciertamente mi predicación era clara y con denuedo, y estaba llena de inspiración; no obstante, nadie me dijo que el candelero estaba también relacionado con la iglesia. De hecho, el candelero no sólo está relacionado con la iglesia, sino que es la iglesia. ¿Había escuchado usted esto? Alabado sea el Señor que por los últimos dos años hemos escuchado esto en la iglesia.
En Exodo vemos que el candelero de oro es Cristo, pero en Apocalipsis 1, el desarrollo de Exodo, observamos que los candeleros ya no son solamente Cristo, sino también las iglesias. En “el semillero” vemos que el candelero es Cristo, pero en la labranza descubrimos que los candeleros son las iglesias. El candelero de oro se multiplicó de uno a siete: en Exodo hay un solo candelero, pero en Apocalipsis hay siete candeleros. El candelero único es Cristo, mientras que los siete candeleros son las iglesias. En un principio era Cristo solamente, pero Cristo ha llegado a ser las muchas iglesias. Los maestros de la asamblea de los Hermanos enseñaron repetidas veces que el tabernáculo se refiere a Cristo y también a la iglesia, pues entendían este asunto con claridad; no obstante, nunca enseñaron que el candelero no sólo se refiere a Cristo sino también a la iglesia, ya que no tenían suficiente revelación al respecto. Agradezco al Señor que El nos ha dado más luz para ver que el candelero ciertamente es Cristo, pero que este Cristo, quien es uno, se ha multiplicado.
Al escuchar esto, aquellos que no tienen la luz de la verdad subjetiva dirán: “Witness Lee enseña herejía, pues afirma que el único Cristo ha llegado a ser muchos Cristos. ¿Acaso tenemos más de un Salvador?” Este no es un razonamiento lógico. Cristo, quien es uno, ciertamente ha llegado a ser muchos, pero Cristo el Salvador es inmutable. En 1 Corintios 12:12 dice: “Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también el Cristo”. ¿Podríamos cambiar la frase “así también el Cristo”, y decir “así también el Salvador” o “así también Dios”? Por supuesto que no. Sin embargo, éste es el argumento usado por los cristianos que se oponen a esta enseñanza. He dicho definitivamente que Cristo puede incrementarse de uno a muchos, pero algunos tildan esto de herejía argumentando que el único Salvador no puede convertirse en muchos Salvadores. Sin embargo, “todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también el Cristo”. Esto claramente revela que Cristo es el Cuerpo, y ya que el Cuerpo es la iglesia, Cristo también es la iglesia. El candelero de oro mencionado en Exodo, el cual es Cristo, es sólo uno; y los candeleros de oro mencionados en Apocalipsis, siendo siete, son muchos. En Exodo el candelero es Cristo, pero en Apocalipsis ha llegado a ser las iglesias. Si usted no está de acuerdo conmigo, debe ir a pasar un tiempo a solas con el Señor en oración; El le dará la luz para ver que el candelero de oro mencionado en el Antiguo Testamento es Cristo, y que en el Nuevo Testamento, especialmente al final, los candeleros de oro son las iglesias. En el tipo del Antiguo Testamento solamente vemos a Cristo pero no a la iglesia; sin embargo, en el Nuevo Testamento, Cristo como el único grano de trigo ha llegado a ser los muchos granos, y como el único candelero ha llegado a ser los muchos candeleros. En vez de argumentar, vaya a orar; si lo hace, la luz brillará sobre usted, y verá que hoy cada iglesia local apropiada es un candelero de oro. Así como Cristo es el candelero de oro, cada iglesia local también es un candelero de oro, exactamente igual, sin ninguna diferencia.
Hace más de cuarenta años yo tenía un concepto equivocado: pensaba que el candelero del Antiguo Testamento tenía una base con siete lámparas, pero que los siete candeleros mencionados en Apocalipsis tenían siete bases con un total de siete lámparas. Pero ahora reconozco que ése era un concepto erróneo, pues cada una de las bases de los candeleros de oro en Apocalipsis tiene siete lámparas. ¿Cómo podemos comprobar esto? La prueba está en el Espíritu siete veces intensificado. Hace más de cuarenta años yo sólo veía el Espíritu Santo, pero no el Espíritu siete veces intensificado. Sin embargo, hoy veo claramente que los candeleros del Nuevo Testamento son exactamente iguales al candelero del Antiguo Testamento; cada uno de ellos tiene una base con siete lámparas, y estas siete lámparas son los siete Espíritus de Dios.
(
Significado del candelero de oro, El, capítulo 1, por Witness Lee)