LA LUZ DEL CANDELERO SE BASA EN
LA FORTALEZA DEL SERVICIO SACERDOTAL
No obstante, perdónenme por decir que en algunas iglesias locales la luz no brilla resplandecientemente. No digo que no haya luz, pero ésta es muy escasa. En 1 Samuel 3 vemos que el joven Samuel ministraba a Jehová en presencia de Eli “antes que la lámpara de Dios fuese apagada” (v. 3). Esto significa que la lámpara estaba a punto de apagarse porque el viejo Eli, el sacerdote, era ya muy débil. Exodo afirma que los sacerdotes encendían las lámparas del Lugar Santo. Ellos quemaban el incienso cuando preparaban las lámparas por la mañana y cuando las encendían por la noche. Quemar el incienso es orar. Las lámparas de una iglesia local brillarán si los sacerdotes queman el incienso delante de Dios. La razón por la cual las lámparas no resplandecen se debe a que está ausente el servicio, el sacerdocio, y no se quema el incienso. Aunque el Lugar Santo y el candelero son reales, el ministerio sacerdotal puede estar debilitado, como en el caso de Eli. Actualmente en algunas iglesias locales la luz no brilla en el Lugar Santo porque los sacerdotes son muy débiles. El servicio sacerdotal determina si la luz de las lámparas es resplandeciente o no.
En esta conferencia se hallan muchas personas de diferentes iglesias locales. No importa si ustedes son hermanos que toman la delantera o no, ni importa de dónde hayan venido, ustedes tienen una gran responsabilidad sobre sus hombros. Es imperativo que regresen a sus localidades a quemar el incienso y a encender las lámparas. Deben intensificar el resplandor de las lámparas en las iglesias locales, para que cuando las personas vayan a las reuniones, sientan que están llenas de luz y que es imposible ocultar algo bajo dicha luz. Es decir, bajo la luz nada puede esconderse ni ocultarse. Toda iglesia local debe ser tan resplandeciente que la condición de las personas sea puesta de manifiesto a tal grado que digan: “En verdad Dios está entre ustedes, pues mis secretos han sido revelados por el resplandor de la luz. Esta luz es más penetrante que los rayos-X”. Así debe ser la iglesia.
La iglesia es el Lugar Santo, la iglesia es el candelero y la iglesia es el candelero en el Lugar Santo. Además, en la iglesia también se halla el sacerdocio que quema el incienso. No piense que al hablar del sacerdocio me estoy refiriendo a los ancianos. No, cada uno de nosotros participamos en el sacerdocio. Todos somos reyes y sacerdotes, y tenemos que aprender a cumplir nuestra comisión de quemar el incienso. Al encender las lámparas, tenemos que quemar el incienso. ¿Está brillando la luz en la iglesia local donde nos reunimos? Debemos quemar el incienso al prender las lámparas. Al encender las lámparas por la noche, debemos quemar el incienso, y al preparar las lámparas por la mañana, también debemos quemar el incienso. Esto significa que debemos orar por la noche y por la mañana para que la luz de Dios brille intensamente en nosotros. La luz debe ser tan resplandeciente que dicha iluminación llegue a ser el mover de Dios, Su administración, Su gobierno en el universo y Su economía sobre la tierra hoy. Esto no es algo insignificante.
Si nuestra conferencia fuera sólo una reunión de personas del cristianismo, sería un gran fracaso. Debemos entender claramente que esta conferencia es el resplandor de la luz, y que dicho resplandor es el mover de Dios, Su administración; ésta es la economía de Dios sobre la tierra hoy. Es maravilloso que en este tiempo veamos nuestros errores y fracasos pasados. Damos gracias a Dios por ello, ya que la visitación de Dios es la que nos permite ver; sin embargo, si eso fuera lo único que sucede, esta conferencia sería un fracaso. Espero que todos, jóvenes y viejos, digamos: “Estoy bajo el resplandor de esta gran luz. En esta conferencia he llegado a entender el significado de la vida humana y el propósito eterno de Dios, y he llegado a conocer la iglesia, la economía de Dios”. Ese debe ser el resultado. Esta conferencia debe introducirnos al Lugar Santo, a fin de que todos estemos bajo la iluminación de la luz del candelero. Bajo esta luz entendemos cuál es el camino establecido por Dios. Hoy, a pesar de que muchos predican, desconocen qué es la economía de Dios. Aunque muchos misioneros occidentales predican la Palabra todos los días, siguen confusos con respecto a la manera en que Dios opera, y se preguntan cómo deben andar para seguir el camino establecido por Dios. Sin embargo, muchos podemos testificar que al llegar a la iglesia, inmediatamente vimos que la luz de Dios se encuentra aquí, y llegamos a conocer la economía de Dios y Su camino.
(
Significado del candelero de oro, El, capítulo 4, por Witness Lee)