LOS SIETE ESPIRITUS SUMINISTRAN VIDA
Los siete ojos que llevan a cabo la transfusión son los siete Espíritus. Las siete lámparas son los siete Espíritus, los siete ojos también son los siete Espíritus, y los siete Espíritus son el Espíritu Santo. Cuando era joven y tenía pocos años de ser salvo, me sentía confuso siempre que se mencionaba el Espíritu Santo. Nunca hubiera dicho que no había Espíritu Santo, pero no sabía qué era ni dónde estaba. Con el tiempo, supe que el Espíritu Santo es la transfusión de Dios en nosotros, y hoy lo sé aún más. Después de un largo tiempo de asistir a las reuniones, nos acostumbramos a ellas. Por ejemplo, a la hora indicada, tomamos nuestra Biblia y nos vamos a la reunión. Sin embargo, después de sentarnos allí por dos minutos, experimentamos cierto poder inexplicable en nuestro interior. Al comienzo de la reunión tal vez no teníamos un corazón apropiado y estábamos indiferentes, pero con sólo sentarnos allí, somos tocados interiormente. Quizás en la reunión nadie hable del Espíritu Santo ni de la transfusión de Dios, pero ciertamente sentimos algo por el hecho de estar presentes. A veces quedamos muy agradecidos con el Señor, y otras veces nos reprochamos a nosotros mismos; unas veces somos iluminados, y otras, somos reprendidos; otras veces somos liberados, y aun en otras, tenemos paz y somos regados. ¿Qué es esto? Es la obra del Espíritu y Su mover; en otras palabras, es el Espíritu mismo.
Cuanto más una reunión esté llena de la naturaleza de la iglesia, más abundará la operación del Espíritu, el cual es los siete Espíritus que nos transfunden e infunden. El Espíritu es vida, y los siete Espíritus tienen como fin que recibamos el suministro de vida y que seamos equipados con ella. Las lámparas se han convertido en fuego, el fuego ha llegado a ser los ojos, y los ojos son el Espíritu mismo. Primero, Dios brilla en nosotros; luego, El también arde en nosotros; y finalmente, El se transfunde y se infunde en nuestro ser. El resultado es que recibimos el suministro de vida y somos equipados con Su vida. Con el tiempo, nuestra función se manifestará en la iglesia, creceremos en vida y seremos edificados juntamente con otros. El fruto no es simplemente la iglesia, sino la iglesia en función, donde todos los santos ministran. No sólo somos iluminados, quemados e infundidos, sino también recibimos el suministro de vida y somos equipados con ella. Es así que llegamos a ser miembros que funcionan en el Cuerpo.
Al volvernos al Espíritu, todo es vida. Las lámparas nos iluminan, el fuego nos quema, los ojos nos transfunden, y el Espíritu nos suministra vida y nos equipa con ella; ésta es la iglesia. Primero, vemos el candelero de oro, Jehová, el Cordero, la piedra y Dios; luego, las lámparas, el fuego, los ojos y el Espíritu. Sólo cuando entendamos plenamente estos nueve aspectos sabremos qué es la iglesia. La iglesia está relacionada con estos nueve aspectos. Al entrar en la iglesia, primero somos iluminados por las lámparas que resplandecen; luego, las lámparas de fuego nos queman; después, los ojos nos observan y nos cuidan, transfundiendo en nosotros lo que Dios es y lo que el Señor es; finalmente el Espíritu, quien es vida, nos suministra dicha vida y nos equipa con ella. Todo esto, en conjunto, es la iglesia.
(
Significado del candelero de oro, El, capítulo 5, por Witness Lee)