LAS SIETE LAMPARAS, LOS SIETE OJOS
Y LOS SIETE ESPIRITUS
Las siete lámparas son los siete ojos, los siete ojos son los siete Espíritus y los siete Espíritus son las siete lámparas. ¡Así podemos seguir siempre en un círculo! Entonces, ¿qué significan las lámparas, los ojos y los Espíritus? Además, ¿cómo pueden las lámparas ser los ojos, los ojos ser los Espíritus, y los Espíritus ser las lámparas? Algunos dirán: “Las siete lámparas brillan, los siete ojos infunden y los siete Espíritus saturan”. Esto suena lógico, pero no es una presentación completa. Además, podemos preguntar: “¿Cómo puede el candelero ser Jehová, Jehová ser el Cordero y el Cordero ser la piedra?”
Estas verdades han permanecido sepultadas en la Biblia por siglos. Aun en las mejores escuelas teológicas pasan por alto estos temas cuando leen acerca de ellos, diciendo: “No trate de estudiar tantos asuntos. Algunos pasajes de la Biblia son muy difíciles de entender, y sólo debemos interesarnos en lo que podemos entender”. Con el tiempo, a muchos sólo les interesa Juan 3:16 y 1 Timoteo 1:15. Si preguntamos a los teólogos y estudiamos sus libros, no encontraremos ningún escrito que nos diga que el candelero es el Dios Triuno. Tampoco hallaremos a alguien que nos diga que el candelero mencionado en Exodo se centra en Cristo, que el candelero de Zacarías recalca el Espíritu, y que los candeleros de Apocalipsis son las iglesias. Actualmente muchos cristianos no valoran la iglesia debido a que no tienen esta luz y revelación. Podemos ilustrar esto de la siguiente manera: una vez compré un reloj muy bueno que venía empacado en una caja muy bonita. Cuando uno de mis hijos vio la envoltura, no le interesó el reloj sino que prefirió la caja. Vio que la caja era muy atractiva y la valoró más que el reloj, pues se hallaba en ese nivel de “visión” y “revelación”. De hecho, ésa era su visión insensata y su revelación pobre. Yo fui sabio; guardé el reloj en mi bolsillo y le di la caja, pues sabía cuál tenía mayor valor.
Cierto día, después de dar un mensaje en Houston, Texas, una mujer casada vino y me dijo: “Hermano Lee, su mensaje fue muy bueno, pero ¿por qué sólo habla de la vida de iglesia y no de la vida familiar?” Le contesté: “Hay bastantes personas que hablan de la vida de familia, por lo tanto, no hay necesidad de que yo hable de lo mismo. Y ya que nadie habla de la vida de iglesia, debo suplir la deficiencia y hablar específicamente de ello”. Y continué: “Hablando sinceramente, ¿cuál es más preciosa: la vida de iglesia o la vida de familia? ¿Cuál es superior y cuál es inferior? ¿Cuál tiene más importancia?” Finalmente dije: “Si usted no tiene una vida de iglesia apropiada, será difícil que tenga una vida familiar apropiada”. Aquella mujer estaba separada de su marido y esperaba que dijera algo que les ayudara a reconciliarse. Ella no vio que la separación se debía a que ellos no tenían la vida de iglesia. No creo que una familia que realmente practique la vida de iglesia se separe. ¡Debemos alegrarnos de que en la vida práctica de iglesia no haya divorcio ni separación! Por ejemplo, después de una disputa, el esposo se culpará a sí mismo, confesará sus pecados, derramará lágrimas y luego irá a su esposa, diciendo: “Lo siento; por favor, perdóname. ¡La vida de iglesia me motiva a confesar mis faltas y a disculparme!” Por consiguiente, le dije a aquella mujer: “Lo que usted necesita es la vida de iglesia. Yo vine aquí comisionado por el Señor a decirle que usted necesita la vida de iglesia”.
(Significado del candelero de oro, El, capítulo 2, por Witness Lee)