EL PADRE, EL HIJO Y EL ESPIRITU SON INSEPARABLES
Actualmente el cristianismo todavía sostiene la doctrina tradicional con respecto a la Trinidad, afirmando que el Padre es una entidad, el Hijo es otra y el Espíritu es aún otra. Muchos dicen que el Padre, el Hijo y el Espíritu son tres entidades diferentes y separadas, lo cual muestra que carecen de revelación. Apocalipsis revela que el Espíritu de Dios es los siete Espíritus y, como tal, no es sólo los siete ojos de Dios sino también los siete ojos del Cordero. El Cordero es Cristo, y los siete ojos son el Espíritu Santo. ¿Podríamos decir que los ojos de una persona y la persona misma son dos entidades separadas e independientes? No. Los siete Espíritus de Dios, que son el Espíritu Santo, son los ojos de Cristo el Cordero. Esto nos dice que el Espíritu Santo y Cristo no pueden ser separados, así como nuestros ojos y nuestra persona son uno; de igual manera, las lámparas y el candelero no pueden ser separados el uno del otro. Las siete lámparas son los siete Espíritus de Dios, así que los siete Espíritus no pueden ser separados del candelero. El Espíritu Santo y Cristo nunca pueden ser separados. Debemos ser profundamente impresionados con el hecho de que el candelero en realidad es el mismo Dios Triuno, y que toda la plenitud de la Deidad habita corporalmente en Cristo; este Cristo se ha expresado, y Su expresión es el Espíritu siete veces intensificado.
¿El candelero es uno o siete? Es ambos. Conforme a su sustancia, el candelero ciertamente es uno; pero según su desarrollo, función y administración, el candelero es siete. Nuestro Dios es el Dios Triuno: El es el Padre como sustancia, el Hijo como forma y el Espíritu como expresión. El Padre, la sustancia, está corporificado en el Hijo, la forma, y el Hijo es expresado como el Espíritu. Un cuadro dice más que mil palabras. El Dios Triuno es tan misterioso que no podemos describirlo con palabras. Si no podemos ni aun describir el rostro humano, ¿cómo, entonces, podemos describir al Dios Triuno? ¡Damos gracias a Dios que la Biblia nos presenta un cuadro! Este cuadro es el candelero: su sustancia es oro, su forma es la base, y su expresión es las siete lámparas. Este es un cuadro maravilloso del Dios Triuno.
Mientras el Señor Jesús anduvo sobre la tierra, El era el Dios Triuno. Podemos afirmar esto porque El era el oro puro. Aparentemente, El era Jesús el Nazareno; pero realmente, era un talento de oro. Usted y yo somos muchos kilos de barro: podemos adornarnos a fin de vernos bien, pero cuando alguien nos toca, descubre que estamos hecho de barro. Sin embargo, cuando el Señor Jesús anduvo sobre la tierra, nadie pudo encontrar barro en El, sino que cuanto más le tocaban, más brillaba y más precioso era. Algunos pusieron a Jesús a prueba “derramando agua sobre El”, para descubrir si El estaba hecho de barro; pero cuanto más lo tocaban, más brillaba, y cuanto más agua echaban sobre El, más resplandecía. Cuando el Señor Jesús anduvo sobre la tierra, pasó por muchas ciudades y villas. Toda clase de personas —fariseos, saduceos, herodianos, rabinos, ancianos y escribas— vinieron a tocarle y a “echar agua sobre El”; sin embargo, cuanto más lo tocaban, más brillaba, y cuanto más “agua derramaban sobre El,” más resplandecía. El es oro puro. Además, cuando El se presentaba ante al pueblo, El era la luz. El era las siete lámparas; adondequiera que El iba, allí resplandecía la luz siete veces intensificada. El era el candelero de oro, el cual denota al Dios Triuno. El Padre estaba allí, el Hijo estaba allí y el Espíritu estaba allí; es decir, la sustancia del Padre, la forma del Hijo y la expresión e iluminación del Espíritu, estaban en El. Esto es lo que Cristo es.
(Significado del candelero de oro, El, capítulo 1, por Witness Lee)