IV. EL QUE LLAMA
Es sumamente vital que la persona llamada conozca el nombre del que lo llama. Exodo 3 revela el nombre de Dios, el que llama, de una manera completa, quizá más plenamente que en cualquier otra parte de la Palabra. Cuando Dios llamó a Moisés, este respondió: “He aquí que llego yo a los hijos de Israel y les digo: el Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren: ¿cuál es Su nombre? ¿Qué les responderé?” (v. 13). Aquí vemos que Moisés se preocupaba por el nombre divino. El deseaba conocer el nombre de Aquel que lo llamaba.
A. El ángel de Jehová
Aquel que llamó a Moisés era primero el ángel de Jehová (v. 2). En su traducción, Darby usa ángel con mayúscula para indicar que este ángel era una persona única. En realidad era Cristo, el Hijo de Dios, quién es el Angel de Dios, el único enviado. La Biblia enseña que un ángel es un mensajero, es decir, alguien que es enviado. En el libro de Apocalipsis, los hermanos responsables en las iglesias son llamados ángeles, mensajeros, enviados. Por tanto, el ángel del Señor en 3:2 es el enviado de Dios.
Cuando juntamos los versículos 2 y 4, vemos que este enviado, el ángel de Jehová, en realidad es Jehová mismo. El versículo 4 dice: “Viendo Jehová que El iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza”. Esto demuestra que el ángel de Jehová es Jehová mismo y que Jehová es Dios. El Nuevo Testamento revela que el Señor Jesús, el Hijo de Dios, vino como el enviado del Padre. Como enviado de Dios, El era Dios mismo.
Dios, Aquel que envía, apareció a Moisés como el enviado con el propósito de llamarlo y de enviarlo. Aquel que fue enviado es el único que puede enviar a los enviados. Por ejemplo, los apóstoles, los enviados en el Nuevo Testamento, fueron enviados por el Señor Jesús, el enviado de Dios. En Juan 20:21, el Señor Jesús dijo a los discípulos: “Como me envió el Padre, así también Yo os envío”. Por tanto, nosotros, los discípulos del Señor, somos enviados por el enviado de Dios, quien es Cristo como el ángel de Jehová.
Según Exodo 3, el que llama es el enviado. Este es un punto crucial en el llamamiento de Dios. Aquel que sabe ocupar a sus empleados y sabe supervisarlos correctamente es aquel que ya ha hecho este trabajo. En el mismo principio, Cristo es el único que sabe como enviar a otros porque El es el enviado de Dios.
En cuanto a la creación, Génesis 1 afirma que en el principio fue Dios el que creó los cielos y la tierra. Pero en Génesis 2, cuando Dios hace contacto con el hombre y desarrolla una relación con él, se usa el nombre “Jehová”. Aquí en Exodo 3, Dios vino y llamó a Moisés no directamente en el nombre de Dios ni primeramente en el nombre de Jehová, sino en el nombre del ángel de Jehová. En este capítulo, no se trata de la creación ni de desarrollar una relación con el hombre, sino de llamar a Moisés. El que llama debe ser una persona que tiene las requisitos de un enviado, requisitos que sólo Cristo satisface como el ángel de Jehová. Por ser el enviado que llama a un enviado, el ángel de Jehová, el Hijo de Dios, vino y envió a Moisés.
¿Por qué no se usa el título “el ángel de Jehová” en los primeros dos capítulos de Exodo? Este título sólo aparece en el capítulo 3 donde Moisés fue preparado y estuvo listo. Por consiguiente, Dios se presentó a él como el ángel de Jehová que lo llama y que lo envía. Para mandar a Moisés, se necesitaba una persona que tuviera la experiencia de haber sido enviada. Según Zacarías dos, el que envía es el enviado, y el enviado es el que envía. Vemos el mismo principio funcionando en el capítulo tres de Exodo. El ángel de Jehová es Jehová mismo. El enviado de Dios, el Hijo de Dios, en realidad es Dios mismo. Aquel que está desde el principio con Dios y que es Dios mismo, fue enviado por Dios.
El título “el ángel de Jehová” se refiere principalmente a Cristo, el Hijo de Dios, enviado para salvar al pueblo de Dios de sus aflicciones (Jue. 6:12, 22; 13:3-5, 16-22). Aquí en Exodo 3 el Señor vino a llamar a Moisés a liberar a los hijos de Israel del cautiverio. Por consiguiente, El se presentó como el ángel de Jehová.
(
Estudio-vida de Éxodo, capítulo 5, por Witness Lee)