V. EL QUINTO CONFLICTO
A. En cuanto a Dios
En el quinto conflicto, el Señor le dijo a Moisés: “Di a Aarón: extiende tu vara y golpea el polvo de la tierra, para que se vuelva piojos por todo el país de Egipto” (8:16). Cuando Aarón extendió su mano con su vara y golpeó el polvo de la tierra, “el cual se volvió piojos, así en los hombres como en las bestias; todo el polvo de la tierra se volvió piojos en el país de Egipto” (v. 17). Anteriormente, el polvo de Egipto producía granos que se usaban para la comida. Pero en esta plaga, el polvo se convirtió en piojos que molestaron mucho a los egipcios. Los piojos irritan muchísimo. No obstante, la plaga de los piojos no fue solamente un castigo, sino también una revelación de que al fin y a la postre, el polvo de Egipto produce piojos, y no granos para la alimentación.
En estas plagas, Dios era sabio y también misericordioso. El no usó un arma poderosa para darles a los egipcios una lección de una vez por todas. Por el contrario, El usó algo muy pequeño. Si Dios hubiera destruido de repente a todos los egipcios, no habría ninguna advertencia, ningún recuerdo ni ninguna revelación. En Su sabiduría y misericordia, Dios usó a los piojos para exponer la situación del vivir en Egipto y alentar a Su pueblo a salir de Egipto.
Dios hace lo mismo en principio hoy en día. El nos muestra continuamente que Egipto es algo que no debemos amar, y El nos recuerda que no debemos permanecer en Egipto. El nos hace ver que la vida en Egipto es repugnante. Las aguas producen ranas, y el polvo produce piojos. El sabe que si Su pueblo entiende claramente la situación en Egipto, desearán ser separados de ella. Mediante las plagas, el pueblo de Dios llegó a entender que su vivir no debe ser como el mundo, sino un vivir para Dios en el desierto.
La plaga de las ranas revela la naturaleza de las aguas de Egipto, mientras que la de los piojos revela la naturaleza del polvo de Egipto. El polvo que se convierte en piojos implica que la fuente del suministro de nuestra vida en el mundo finalmente se convierte en una causa de irritación. En la actualidad todo el mundo depende de agua y polvo para su vivir. Sin ellos, sería imposible tener el suministro de vida. El agua y el polvo fueron creados por Dios para nosotros. Pero fueron usurpados por Satanás y usados para su propio propósito maligno. Por consiguiente, en Su juicio, Dios expuso la verdadera naturaleza de las aguas y del polvo en su condición caída. El cambió el agua en sangre y el polvo en piojos.
Las tres primeras plagas: las plagas de la sangre, las ranas, y los piojos, nos revelan la naturaleza, significado, y resultado del vivir en el mundo. Los que siguen viviendo en el mundo se enfrentarán a la muerte, los problemas, y la irritación. Todos debemos recibir esta revelación del vivir en el mundo hoy. Que esta visión nos deje una impresión profunda que nunca olvidaremos.
B. En cuanto a Faraón
Los magos de Faraón intentaron producir piojos, pero no pudieron hacerlo. Reconocieron y dijeron a Faraón que el dedo de Dios había causado que el polvo de Egipto se convirtiera en piojos. No dijeron que fue la mano de Dios, sino el dedo de Dios. Esto indica que Jehová, el Dios de los hebreos, era todopoderoso. En su entendimiento, Dios sólo había usado Su dedo para hacer algo que ellos no podían hacer. No obstante, el corazón de Faraón permaneció duro, terco, y él no escuchó a Moisés ni a Aarón, como Jehová había dicho.
En este mensaje mi intención no es enseñar a los santos que no deben amar al mundo, sino señalar el cuadro descrito en el libro de Exodo. Observe como las plagas de la sangre, las ranas, y los piojos exponen al mundo actual. ¿Usted todavía desea establecerse en el mundo? ¿ todavía lo considera como el mejor lugar para morar? Si quedamos impresionados por el cuadro que nos presenta el libro de Exodo, tendremos el deseo de salir del Egipto actual. En Su misericordia, Dios nos ha mostrado un cuadro claro que revela la naturaleza, significado y consecuencias de vivir en el mundo. El desea rescatarnos del mundo y llevarnos a Sí mismo al monte Horeb, el monte de Dios. En este monte, no tenemos ninguna plaga de sangre, ranas, ni piojos. Por el contrario, tenemos la luz, revelación, propósito, la presencia de Dios y un futuro lleno del suplir de Dios. ¡Qué contraste más grande entre la vida en Egipto y la vida en el monte Horeb! ¿Desea usted estar en Egipto con la sangre, las ranas, y los piojos, o desea usted estar con Dios en el monte Horeb? Nadie necesita darnos el consejo de salir del mundo. Si vemos el cuadro descrito en Exodo, espontáneamente aborreceremos al mundo, huiremos de él, y nos reuniremos con el Señor en el monte de Dios.
(
Estudio-vida de Éxodo, capítulo 17, por Witness Lee)