Estudio-vida de Éxodo, por Witness Lee

III. LLEVAR AL PUEBLO ESCOGIDO DE DIOS AL MONTE PARA SERVIR A DIOS Y OFRECERLE SACRIFICIOS

En 3:12, el Señor le dijo a Moisés: “Cuando hayas sacado de Egipto al pueblo, serviréis a Dios sobre este monte”. Esto indica que el propósito del llamado de Dios consiste también en llevar a Su pueblo escogido al monte, donde pueden servirle y ofrecerle sacrificios (3:18; 19:1-2, 11; 24:16-18). Pocos cristianos han entrado al desierto, y mucho menos han ido al monte. Son verdaderamente salvos, porque creen en el Señor Jesús y han sido lavados con Su sangre. No obstante, siguen en Egipto. Otros han salido de Egipto y han entrado al desierto, pero no han subido al monte. La revelación divina acerca del propósito de Dios fue dada a Moisés en el monte. La ley le fue dada a Moisés allí. También fue en el monte donde él recibió la revelación acerca del diseño del tabernáculo. La mayoría de los hijos de Israel en realidad no subió a la cima del monte, pero de todos modos acampaban cerca del monte. Moisés, Aarón, y más de setenta israelitas subieron al monte para reunirse con Dios (24:1, 9).

En 3:12, el monte se refiere a una elevación en el desierto. No sólo debemos separarnos del mundo, sino que en esta esfera de separación debemos ascender a un lugar elevado. Sólo cuando estamos en este nivel elevado podemos recibir la revelación acerca del propósito eterno de Dios.

Algunos predicadores son elocuentes y tienen mucho conocimiento, pero su predicación no tiene ningún impacto sobre nosotros. Después de escuchar sus mensajes, seguimos en la misma esfera y atmósfera de antes. La única diferencia es que hemos adquirido nueva información. No obstante, la predicación de uno que ha sido llamado es diferente. Después de oír a esa persona predicar la palabra de Dios, no podemos seguir siendo iguales. Su hablar nos libera de Egipto; nos rescata de las manos usurpadoras de Satanás y de la tiranía del mundo. Además, nos lleva al desierto y aún al monte. Aquí en el monte, donde el cielo está claro (Ex. 24:10), vemos la visión de la economía de Dios. Aquí llegamos a conocer lo que está en el corazón de Dios, y vemos lo que Dios desea tener en la tierra hoy. Nos damos cuenta de que El desea tener un pueblo que camine conforme a Sus estatutos y que le edifique un tabernáculo para que El more entre ellos.

(Estudio-vida de Éxodo, capítulo 11, por Witness Lee)