Obra de edificación que Dios realiza, por Witness Lee

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LA CASA DE DIOS LLEGA A EXISTIR SÓLO MEDIANTE LA MEZCLA DE DIOS CON EL HOMBRE

En el capítulo anterior dijimos que en Génesis 28 se revela el edificio de Dios. Allí se nos dice que Jacob en su sueño vio una escalera y escuchó la promesa que Dios le hizo. Después que se despertó, tomó la piedra, que había usado de almohada, y la erigió como columna. Después derramó aceite sobre ella, diciendo: “Esta piedra [...] será casa de Dios” (v. 22).

Debemos prestar atención al hecho de que Jacob derramara aceite sobre la piedra. ¿Por qué Jacob derramó aceite sobre la piedra que había erigido como columna? La primera vez que se menciona la casa de Dios en las Escrituras ocurre en Génesis 28. También es en este capítulo que por primera vez se nos habla de derramar aceite. En ese tiempo Jacob era un joven que no había recibido ninguna educación espiritual. Más aún, era alguien que no buscaba a Dios y ninguno de sus antepasados había derramado aceite sobre ninguna cosa. Tenemos que reconocer que lo que Jacob hizo aquella mañana fue algo realmente extraordinario.

Inmediatamente después que Dios se le apareció, Jacob dijo: “Esto no es otra cosa que la casa de Dios, y ésta es la puerta del cielo” (v. 17b). El hecho de que dijera esto ya es bastante espiritual. Sin embargo, es aún más sorprendente que él tomara la piedra que había usado de almohada, la erigiera como columna, derramara aceite sobre ella y dijera que esta columna cubierta de aceite sería la casa de Dios. ¿Qué significado tiene derramar aceite sobre la columna de piedra? Cuando llegamos al Nuevo Testamento, podemos ver claramente el significado de esto. Todos los estudiosos de la Biblia saben que en las Escrituras el aceite simboliza al Espíritu Santo y que una piedra denota a una persona salva. El Señor Jesús le dijo a Pedro: “Tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré Mi iglesia” (Mt. 16:18). En griego Pedro significa “una piedra”. Pedro mismo también nos dijo que todos los que son salvos son piedras vivas que son edificadas como casa espiritual (1 P. 2:5a). Por consiguiente, vemos que derramar aceite sobre una piedra significa que Dios es derramado sobre el hombre, que Dios se mezcla con el hombre.

A fin de que exista la casa de Dios, debe producirse la mezcla de Dios con el hombre, según lo tipificado por el aceite derramado sobre la piedra. Cuando Dios como Espíritu viene sobre Su pueblo redimido y entra en ellos, ambos se mezclan. Esto es la casa de Dios, la morada de Dios.

Quisiera que todos los hijos de Dios pudieran ver que siempre y dondequiera que hay personas que tienen al Espíritu de Dios derramado sobre ellas y que se han unido al Espíritu de Dios, allí está el templo de Dios, la casa de Dios. Allí, Dios está con el hombre y mora en él, y el hombre también mora en Dios.

Después de Su resurrección, cuando el Señor Jesús vino a Sus discípulos y sopló en ellos, diciendo: “Recibid al Espíritu Santo” (Jn. 20:22), Él derramó aceite sobre aquellas piedras. Más aún, el día de Pentecostés, cuando el Espíritu Santo fue derramado sobre estas personas, esto también fue un cuadro en el que vemos el aceite derramado sobre piedras. En estos dos casos el aceite fue derramado sobre piedras. Debemos recordar que cuando el aceite es derramado sobre piedras, esto produce el templo de Dios, la casa de Dios. El día de Pentecostés, cuando el Espíritu Santo descendió sobre las ciento veinte personas, el Dios Triuno vino para estar entre ellos y moró dentro de ellos. Al mismo tiempo, ellos también moraban en Dios. Ellos realmente podían testificar: “Nosotros sabemos que Dios mora en nosotros, y que nosotros moramos en Dios; Dios y nosotros somos una morada mutua. Somos piedras, y Dios es el aceite. El aceite ha sido derramado sobre las piedras para producir un templo, el cual es la casa de Dios”.

Por lo tanto, vemos que la primera vez que las Escrituras nos hablan de la casa de Dios, se refieren alegóricamente a la unión y mezcla de Dios con el hombre. Esto demuestra que aparte de la mezcla de Dios con el hombre, el edificio universal, la casa de Dios, no puede existir. Es sólo cuando se produce la mezcla de Dios con el hombre que puede existir una morada, la casa de Dios.

(Obra de edificación que Dios realiza, capítulo 2, por Witness Lee)