TODO EL LIBRO DE 1 CORINTIOS
SE CENTRA EN LA EDIFICACIÓN DE LA IGLESIA
Hoy muchos se valen de 1 Corintios para presentar el tema de la edificación individual. Sin embargo, quisiera preguntarles a los hijos de Dios: cuando el apóstol escribió 1 Corintios, ¿lo hizo para la edificación de unos cuantos individuos? ¡No! El énfasis del apóstol no era la edificación de algunos individuos, sino la edificación de la iglesia. En la época en que se escribió esta epístola, lo más vergonzoso que sucedía en la iglesia en Corinto era que los creyentes allí habían permitido que Satanás llevara a cabo una obra destructiva entre ellos. Satanás hizo que ellos no hablaran una misma cosa, que no fueran de un mismo sentir y que tuvieran contiendas. Ellos decían: “Yo soy de Pablo; y yo de Apolos; y yo de Cefas; y yo de Cristo” (1:10-12). Como resultado, fueron divididos y había entre ellos contiendas. Esto fue completamente fruto de las artimañas de Satanás. Por esta razón, el apóstol escribió una carta para confrontar severamente esta situación anormal. El apóstol parecía decir. “Hoy al Señor no le interesa la espiritualidad de los santos individuales, sino la edificación de toda la iglesia. ¡La condición de ustedes es completamente carnal! Como colaboradores de Dios, nosotros hemos venido aquí para laborar entre ustedes, no para edificarlos en su fe a fin de que sean espirituales individualmente, sino para ayudarlos a ser edificados conjuntamente a fin de que sean una casa habitable. Les ayudamos a conocer la cruz y a conocer a Cristo, no por su espiritualidad individual, sino fundamentalmente por causa de la edificación de la iglesia”.
Además, el apóstol dijo que él, como sabio arquitecto había puesto el fundamento, el cual es Jesucristo, y que sobre éste otro edificaría. Sin embargo, dijo que cada uno debía mirar cómo sobreedificaría. ¿Habían de edificar con oro, plata y piedras preciosas, o con madera, hierba u hojarasca (3:10-12)? La meta de los apóstoles no era en absoluto que los creyentes fueran espirituales individualmente, sino que la iglesia fuese edificada como una casa, como una morada.
En 1 Corintios 3 el apóstol también dijo: “Sois templo de Dios” (v. 16). A diferencia de 6:19 donde Pablo dijo que nuestro cuerpo es templo de Dios, en este versículo la palabra templo no se refiere a nuestro cuerpo individualmente; más bien, denota la iglesia como casa de Dios. Por esta razón, en 3:17 él continuó diciendo: “Si alguno destruye el templo de Dios, Dios le destruirá a él”. Esto significa que si alguno destruye la casa, la iglesia, de Dios, Dios le destruirá a él. Cuando algunos de la iglesia en Corinto dijeron: “Yo soy de Pablo”, “Yo soy de Apolos”, “Yo soy de Cefas” o “Yo soy de Cristo”, ellos estaban derribando el templo de Dios y destruyendo la casa de Dios. En respuesta a esto el apóstol dijo que él y sus colaboradores salían a laborar por el bien de la edificación de la iglesia. Por consiguiente, 1 Corintios no fue simplemente escrito por el bien de la edificación individual de los creyentes, sino más aún por causa de la edificación de la iglesia. Es por eso que en el capítulo 12 el apóstol parecía decirles: “Ustedes son el Cuerpo de Cristo. Aunque el cuerpo es uno solo, tiene muchos miembros, y ningún miembro puede existir sin los demás miembros. El ojo no puede decir que no necesita la mano, ni la cabeza puede decir que no necesita los pies. Incluso el miembro más débil tiene su función, y el miembro menos decoroso tiene su lugar correspondiente. En el Cuerpo de Cristo, ustedes son miembros los unos de los otros, y todos los dones que han recibido son para la edificación del Cuerpo. Es una lástima que aunque abundan los dones entre ustedes y no les falta nada en ningún don, estos dones hayan hecho que entre ustedes haya divisiones y contiendas. Como resultado, en vez de edificar la iglesia, la derriba.
En el capítulo 13 el apóstol pareció decirles: “Todos esos dones de ustedes, que son como bronce que resuena y como címbalo que retiñe, no edifican a otros en su fe ni tampoco edifican a la iglesia. Preferiría que no tuvieran estas cosas. Mi deseo es que ustedes tuvieran amor, pues sólo el amor puede hacer que otros se unan a ustedes. Sólo el amor edifica. Los dones los dividen, mientras que el amor los une”. Luego, en el capítulo 14 él dijo que si los creyentes corintios deseaban tener dones espirituales, debían procurar sobresalir en la edificación de la iglesia (v. 12). Por lo tanto, podemos ver claramente que el énfasis del apóstol al escribir esta epístola no era la espiritualidad individual, sino el edificio de Dios. La obra del apóstol se basaba completamente en los planos que tenía delante de él, esto es, se basaba en la morada de Dios. Ésta era su meta al guiar a las personas a conocer la cruz y a ser espirituales. Él no simplemente guiaba a las personas a que tomaran la cruz, ni únicamente las guiaba a que fueran espirituales. Toda su obra tenía como meta el edificio. No obstante, cuán lamentable es que hoy muchos usen 1 Corintios simplemente para su propia espiritualidad o para ayudar a otros a ser espirituales. Les repito una vez que lo que más me aflige es que todos los que reciben esta clase de ayuda sólo parecen volverse espirituales de modo individual, al mismo tiempo que hacen que la iglesia sufra y sea derribada. Si ustedes examinan las cosas más de cerca, verán que muchos de los que prestan atención a la espiritualidad individual finalmente pierden la presencia de Dios y Su bendición. Si en una localidad hay muchas personas que continuamente prestan atención a la espiritualidad personal, a la postre esa iglesia será dividida y derribada.
(Obra de edificación que Dios realiza, capítulo 6, por Witness Lee)