Línea central de la revelación divina, La, por Witness Lee

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I. LA IMPARTICIÓN DIVINA ES LA CONSUMACIÓN DE LA ECONOMÍA DIVINA

El libro de Efesios revela la impartición de Dios como ningún otro libro en toda la Biblia. Especialmente en los primeros cuatro capítulos, el punto más crucial es la impartición divina. Para estudiar a fondo el libro de Efesios, necesitamos estudiar y entender la impartición divina. En todo el libro no se usa la palabra impartición, pero el hecho de impartir está allí.

Empleo la palabra impartición para referirme al proceso de comer, digerir y asimilar alimentos en nuestro ser. Al final, cuando el elemento del alimento que hemos tomado es asimilado en nuestro ser, ese alimento llega a ser nosotros mismos. Impartir no sólo significa distribuir. Significa que las cosas que hemos recibido han sido asimiladas en nosotros para llegar a ser nosotros.

La impartición divina es la consumación de la economía divina. En otras palabras, el plan de Dios se lleva a cabo por medio de Su impartición. La impartición divina tiene su consumación en la economía de Dios, el plan de Dios. En Efesios 3:8-9 Pablo dijo: “A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia de anunciar a los gentiles las inescrutables riquezas de Cristo como evangelio, y de alumbrar a todos para que vean cuál es la economía del misterio escondido desde los siglos en Dios, que creó todas las cosas”. Estos versículos revelan la impartición de Dios. Pablo recibió la gracia de anunciar las inescrutables riquezas de Cristo como evangelio. Anunciar significa distribuir. Que Pablo distribuyera las riquezas de Cristo a los creyentes concordaba con la economía de Dios. Tal es el apostolado que tiene como fin llevar a cabo la economía de Dios.

(Línea central de la revelación divina, La, capítulo 4, por Witness Lee)