I. LA PROGRESION DE LA REVELACION DIVINA
EN LAS ESCRITURAS
Debemos abordar el tema de las iglesias locales considerando la secuencia progresiva de la revelación divina en las Escrituras. La revelación divina comienza en la Biblia con Dios y finaliza con las iglesias locales. Los primeros dos capítulos de Génesis y todo el Antiguo Testamento, son una revelación de Dios mismo, y los cuatro evangelios son una revelación de Cristo. Esto revela la secuencia progresiva de la revelación divina desde Dios hasta Cristo. Después de los cuatro evangelios, tenemos el libro de Hechos y las epístolas, que revelan principalmente a Cristo como el Espíritu. Por consiguiente, la revelación del Espíritu es una continuación de la revelación divina contenida en la Biblia. Después de esto se revela la iglesia. Así que, hay cuatro secciones principales de la revelación divina de la Biblia: la sección de Dios, la sección de Cristo, la sección del Espíritu y la sección de la iglesia.
Los judíos tienen solamente la primera sección de esta revelación, ya que los treinta y nueve libros del Antiguo Testamento abarcan solamente la revelación de Dios. La mayoría de los cristianos tiene más que esto; tiene el Antiguo Testamento y los cuatro evangelios. Aunque ellos tienen la Biblia completa, en realidad sólo usan el Antiguo Testamento y los evangelios. Es posible que conozcan a Dios de la manera que es revelado en el Antiguo Testamento, y que conozcan las narraciones de los evangelios sobre Cristo, pero no saben nada sobre el Espíritu de vida ni sobre la iglesia. Para muchos cristianos, la iglesia es un edificio físico. Los domingos en la mañana, muchos padres dicen a sus hijos: “Vamos a la iglesia”. De acuerdo con su concepto, la iglesia es una capilla o una catedral con una torre alta. Saben muy poco de la iglesia que se revela en la Palabra santa.
Gracias a Dios que en estos últimos dos siglos algunos cristianos han progresado en su conocimiento de la Biblia, y no sólo tienen el Antiguo Testamento y los evangelios sino también las epístolas. Estos cristianos conocen a Dios, a Cristo y al Espíritu. Sin embargo, no saben mucho sobre el Espíritu de vida. Ellos conocen el Espíritu principalmente como el Espíritu de poder, necesario para el bautismo. Saben muy poco del Espíritu que mora dentro del creyente. Aunque estos cristianos tal vez sepan algo acerca de la iglesia, solamente ven la iglesia universal, no las iglesias locales. Sin embargo, los primeros tres capítulos de Apocalipsis no tratan de la iglesia universal; se refieren claramente a las iglesias locales.
Hoy día quienes estamos en el recobro del Señor tenemos la Biblia completa: el Antiguo Testamento, los evangelios, los Hechos, las epístolas y el Apocalipsis. Yo estuve en la Asamblea de los Hermanos por siete años y medio. Durante ese tiempo, dedicamos considerable atención a los libros de Daniel y Apocalipsis. Sin embargo, la mayor parte de lo que oí acerca del Apocalipsis se relacionaba con la bestia y los diez cuernos. No tenía idea de que en el libro de Apocalipsis había iglesias locales. Inclusive, oí muy poco de la Nueva Jerusalén. Solamente se me dijo que era una ciudad celestial con mansiones celestiales, que tenía una calle de oro y puertas de perlas. ¡Alabado sea el Señor porque hoy el libro de Apocalipsis no es así! En el Apocalipsis están las iglesias locales, y el Hijo del Hombre está en medio de ellas, y también está la Nueva Jerusalén con Cristo como su centralidad y universalidad.
(
Estudio-vida de Apocalipsis, capítulo 7, por Witness Lee)