Estudio-vida de Apocalipsis, por Witness Lee

I. UN LIBRO DE CONCLUSION

El Apocalipsis es un libro de conclusión. Si el Apocalipsis fuese quitado de la Biblia, quedaría un gran vacío, tendríamos el principio sin el final. El comienzo está en Génesis, pero sin el Apocalipsis no habría conclusión ni consumación. Después de tener un buen comienzo y de hacer muchas obras, es necesario que Dios concluya Su obra. Sin el Apocalipsis la economía de Dios quedaría inconclusa. Dios es grande; El obra con un propósito. Para poder cumplir Su plan, es necesario que Su economía sea finalizada. Muchos de los que estudian la Biblia han pasado por alto la economía de Dios. Si no tuviéramos el Apocalipsis, no podríamos ver la consumación de la economía de Dios. De hecho, nos sería difícil entender lo que es la economía de Dios, porque no veríamos el resultado de Su economía. Pero en este libro, la revelación de la economía de Dios está clara porque contiene la conclusión de la economía de Dios.

Sin el Apocalipsis, tampoco tendríamos la conclusión de la redención de Cristo. Cristo vino en la carne y murió en la cruz para realizar la redención. Pero, ¿qué produjo Su redención? Decir que la redención de Cristo solamente salva a los pecadores y los lleva al cielo, es una conclusión muy pobre. Esta conclusión no dice mucho. Pero en el Apocalipsis vemos que Cristo nos redimió y nos compró con Su sangre, para hacernos un reino de sacerdotes. Por consiguiente, este libro nos revela la conclusión de la redención efectuada por Cristo.

Apocalipsis 1:6 dice que Cristo “hizo de nosotros un reino, sacerdotes para Su Dios y Padre”. Los creyentes, los redimidos por la sangre de Cristo, no solamente nacieron de Dios y fueron introducidos en Su reino (Jn. 3:5), sino que también llegaron a ser un reino para la economía de Dios, el cual es la iglesia. (Mt. 16:18-19). Juan, el escritor de Apocalipsis, estaba en este reino (1:9), y todos los creyentes, los que fueron redimidos y nacieron de nuevo, son parte del mismo (Ro. 14:17).

Uno de los aspectos principales de este libro es que Dios está recobrando Su derecho sobre la tierra para hacerla Su reino (11:15). Cuando Cristo vino, el reino de Dios vino con El (Lc. 17:21; Mt. 12:28). Este reino ha sido incrementado como la iglesia (Mt. 16:18-19), la cual llevará la consumación del reino de Dios a toda la tierra. Por un lado, el reino de Dios está hoy en la iglesia, y por otro, el reino de Dios viene por medio de los creyentes vencedores (12:10). Entonces Cristo y los creyentes vencedores reinarán sobre todas las naciones en el reino milenario (2:26-27; 12:5; 20:4,6).

La redención por medio de la sangre de Cristo, no solamente nos ha hecho un reino, sino también sacerdotes para Dios (1 P. 2:5). El reino trae el dominio de Dios, mientras que los sacerdotes, aquellos que expresan Su imagen, expresan a Dios. Este es el sacerdocio real (1 P. 2:9) que cumple el propósito original que Dios tenía al crear al hombre (Gn. 1:26-28). Este sacerdocio real se ejerce hoy en la vida de la iglesia (5:10), será practicado intensamente en el reino milenario (20:6), y finalmente concluirá en la Nueva Jerusalén (22:3, 5).

El libro de Apocalipsis también presenta una maravillosa consumación de la iglesia. Allí vemos la economía de Dios, la redención de Cristo y el testimonio de la iglesia. Sin el Apocalipsis, podemos leer las epístolas vez tras vez sin percatarnos de que la iglesia es el testimonio de Cristo. ¿En cuál de las epístolas vemos a las iglesias brillando como candeleros en la noche obscura? Solamente en el libro de Apocalipsis vemos esto. En Apocalipsis, las iglesias primeramente son los candeleros que brillan. A la postre, en la eternidad, la iglesia será la Nueva Jerusalén, una montaña de oro. Esta es la maravillosa consumación de la iglesia. La situación actual es una mentira, y no debemos creerla. No diga solamente: “Qué pecaminosa es la Iglesia Católica y qué lamentable es la condición de las iglesias protestantes”. Nosotros debemos ver el otro lado, el lado eterno donde vemos la Nueva Jerusalén. Aun hoy, durante la noche oscura, tenemos los candeleros iluminando.

Juntamente con la economía de Dios, la redención de Cristo, y el testimonio de la iglesia, Apocalipsis revela el destino del enemigo. Si no tuviéramos el libro de Apocalipsis, no sabríamos cual es el destino de Satanás, y nadie podría entender por qué Dios continúa tolerando a Satanás, el insidioso, maligno y perverso. Pero si leemos detenidamente dicho libro, veremos la conclusión de la historia de Satanás, estaremos contentos y nos reiremos de la serpiente antigua. Por consiguiente, en el Apocalipsis tenemos la conclusión de cuatro cosas principales, a saber: la economía de Dios, la redención de Cristo, el testimonio de la iglesia y el destino de Satanás.

(Estudio-vida de Apocalipsis, capítulo 1, por Witness Lee)