Don sobresliente para edificar la iglesia, El, por Witness Lee

LOS REQUISITOS DE DIOS Y EL SUMINISTRO DE DIOS

Desde la eternidad pasada Dios ha tenido un plan, al cual el Nuevo Testamento llama la economía de Dios. En la era neotestamentaria, Dios nos trajo Su economía y nos llamó a dicha economía. Ahora debemos considerar cómo Dios nos llamó a Su economía. Tal vez nos hayamos dado cuenta de que Dios es un Dios lleno de misericordia, amor, gracia y perdón. Éste puede haber sido el concepto simplificado que teníamos del evangelio. Sin embargo, al comienzo del Nuevo Testamento, lo primero que se menciona en la predicación del evangelio es: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mt. 3:2; 4:17). El reino está relacionado con los requisitos de Dios. La economía de Dios se basa en los requisitos de Su justicia, santidad y gloria.

El reino se revela en el Evangelio de Mateo, y la vida se revela en el Evangelio de Juan. Primero, tenemos el reino como un requisito. Segundo, la vida viene como el suministro. Cuando Dios nos exige hacer algo, Él nos da Su suministro. Dios no nos exigiría hacer algo sin darnos el suministro necesario para cumplir Sus exigencias. Si los requisitos divinos son elevados, Su suministro también es elevado. Él exige justicia, y Él es justicia para nosotros. Él nos exige santidad, y Él es santidad para nosotros. Él exige que cumplamos con la norma de Su gloria; no obstante, todos pecamos y carecemos de la gloria de Dios (Ro. 3:23). No podemos hacer nada en nosotros mismos, pero Cristo es la propia gloria de Dios para nosotros. El principio neotestamentario es que los requisitos vienen primero, y luego les sigue el suministro. No debemos sentirnos desanimados ni temerosos con respecto a los requisitos del Señor, porque cuando acatamos Sus requisitos, Él está allí para darnos Su suministro.

A muchos creyentes les gusta empezar su estudio del Nuevo Testamento con el Evangelio de Juan, pero según el orden divino de las Escrituras, Mateo es el primer evangelio. Mateo empieza con la genealogía de Jesucristo, la cual es difícil de entender, mientras que Juan empieza de una manera más sencilla: “En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios” (v. 1). El versículo 4 dice: “En Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres”, y el versículo 14 dice: “El Verbo se hizo carne, y fijó tabernáculo entre nosotros [...] lleno de gracia...”. Es posible que aunque no entendamos completamente estos versículos, estas palabras sean muy queridas y preciosas para nosotros. Incluso el Evangelio de Juan nos conduce al pensamiento del reino. El capítulo 3 dice que si no nacemos de nuevo, si no nacemos de agua y del Espíritu, no podremos ver el reino de Dios (vs. 3, 5). A nosotros nos agrada mucho más el pensamiento de la gracia que el pensamiento del reino, pero según el principio neotestamentario, el reino viene primero y después la gracia. Después que son dados los requisitos de Dios, viene Su gracia, la cual es Dios mismo como nuestro disfrute, a fin de que nosotros vivamos con Él, en Él y por causa de Él.

(Don sobresliente para edificar la iglesia, El, capítulo 6, por Witness Lee)