Estudio-vida de Lucas, por Witness Lee

SANA A UNA MUJER QUE TENIA FLUJO DE SANGRE Y RESUCITA A UNA NIÑA

En 8:40-56 tenemos el relato que describe cómo el Señor sanó a una mujer que tenía flujo de sangre y resucitó a una niña. En 8:41-42 Jairo, un principal de la sinagoga, pidió a Jesús que sanase a su hija, “como de doce años, que se estaba muriendo”. Mientras que el Señor iba de camino para sanar a la niña, “una mujer que tenía flujo de sangre desde hacía doce años, y que había gastado en médicos todo cuanto tenía, y por ninguno había podido ser curada, se le acercó por detrás y tocó los flecos de Su manto; y al instante se detuvo el flujo de su sangre” (vs. 43-44). Puesto que el caso de esta mujer está combinado con el caso de la hija del principal de la sinagoga, y puesto que los doce años de la enfermedad de la mujer equivalen a la edad de la muchacha y que ambas son mujeres, estos casos pueden considerarse el caso completo de una sola persona. Según esta perspectiva, la muchacha nació, por así decirlo, con la enfermedad mortal de la mujer y murió de ella. Cuando el Salvador-Hombre sanó la enfermedad mortal de la mujer, la joven muerta resucitó. Esto significa que el hombre caído nace en la enfermedad mortal del pecado y está muerto en ella (Ef. 2:1). Cuando su enfermedad mortal, causada por el pecado, es eliminada por la muerte redentora del Salvador (1 P. 2:24), él resucita y pasa de muerte a vida (Jn. 5:24-25).

El flujo de sangre en el caso de la mujer representa el escape de la vida. Perder sangre significa perder la vida. Esto también es un aspecto de la condición de la sociedad de hoy en día. Según el cuadro presentado en Lucas, la sociedad del hombre caído está lleno de demonios y de los negocios inmundos de criar cerdos, y se caracteriza por el escape de la vida, lo cual lleva a la gente a la muerte.

(Estudio-vida de Lucas, capítulo 19, por Witness Lee)