Economía divina, La, por Witness Lee

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COMER EL ARBOL DE LA VIDA

Después de que Dios creó al hombre a Su imagen, con un espíritu para contenerle, puso a este hombre frente al árbol de vida y le ordenó que se guardara de comer del árbol equivocado, es decir, del árbol de la ciencia del bien y del mal (Gn. 2:16-17). Dios quería que el hombre comiera del árbol de la vida. En el Evangelio de Juan vemos que el Señor es la vid (Jn. 15:1) y que El es la vida (Jn. 14:6). Al acoplar estos dos asuntos, vemos que Jesús es el árbol de la vida. El es el árbol y El es la vida, así que El es el árbol de la vida. Tenemos que recibirlo con nuestro espíritu, y podemos recibirlo por medio de comerle y beberle. Nos dijo que El es el pan de vida que nosotros hemos de comer. Comiéndolo a El podemos vivir por El (Jn. 6:57). Además, El es el agua viva que podemos beber (Jn. 4:14; 7:37-38).

¿Qué significa comer a Jesús y beber de El? Es precisamente que Dios se dispense a Sí mismo en nuestro ser. Dios creó al hombre a Su propia imagen y con un espíritu, para que el hombre le recibiera. Cuando el hombre fue creado, no tenía a Dios dentro de sí. El hombre era simplemente un recipiente vacío. Adán estaba vacío sin tener a Dios en él, así que Dios lo puso frente al árbol de vida. Adán era un recipiente vacío, hecho para contener a Dios como vida. El necesitaba recibir a Dios dentro de sí para que Dios fuera su vida, su suministro de vida y su contenido. Del mismo modo es necesario que Dios sea nuestro contenido, nuestra vida y nuestro suministro de vida. No debemos recibir el árbol indebido. El Señor le advirtió a Adán que si comía del árbol de la ciencia del bien y del mal, ciertamente moriría. Necesitamos recibir dentro de nosotros lo que es apropiado, y lo que es apropiado para nosotros es el árbol de la vida. El árbol de la vida indica que Dios quiere ser nuestra vida. Tenemos que recibirle por medio de comerle. Si comemos a Cristo como el árbol de la vida, estamos recibiéndole dentro de nuestro ser para que sea nuestro suministro de vida, y ya no estemos vacíos. Dios será nuestro contenido.

Génesis 1 y 2 nos describe un cuadro de la creación de Dios, que nos muestra la economía divina. Aun en la creación hay un cuadro del deseo de Dios de dispensarse a Sí mismo dentro del hombre que El creó. Debo testificar que mi única carga y mi único interés es la economía de Dios. Dios quiere dispensarse a Sí mismo dentro de nosotros para hacernos Dios-hombres, no buenos hombres. Un cristiano no es meramente un buen hombre sino un Dios-hombre. Fuimos hechos a la imagen de Dios y con un espíritu para recibir a Dios dentro de nosotros como nuestra vida, nuestro suministro de vida, y como nuestro todo para que El sea nuestro propio contenido a fin de que seamos Dios-hombres.

(Economía divina, La, capítulo 2, por Witness Lee)