LA INCORPORACION DE LA VIDA
Dios desea ser vida para nosotros, pero, ¿cómo puede hacerse real para nosotros esta vida y cómo podemos tocarla? Es por eso que Dios como vida tiene que tomar cuerpo. La electricidad es real y poderosa, pero nadie puede verla. Para que la electricidad se apropie y se aplique, necesita ser incorporada en algo tangible, un cable o un alambre es la incorporación de la electricidad. La electricidad está incorporada en el alambre. Una vez que tenemos el alambre o el cable, tenemos electricidad. De la misma manera, el árbol de la vida es la incorporación de la vida. El árbol es la incorporación de la vida divina así como el cuerpo físico es la incorporación de la vida física. El árbol de la vida es la incorporación de Dios como vida, la incorporación de la vida divina. La Biblia revela que la incorporación de la vida divina es Jesús. ¿Dónde está Dios? El está incorporado en Jesús. Fuera de Jesús no hay Dios. Fuera de Jesús no se puede ver ni encontrar a Dios. Es lo mismo que decir que sin el cable o el alambre la electricidad no se puede ver ni encontrar. Dios habita corporalmente en Jesús y este mismo Dios incorporado en Jesús es vida. Este Dios incorporado hace a Jesús el árbol de la vida.
En el Antiguo Testamento el árbol de la vida se menciona sólo una vez. La mención de este árbol en Génesis 2 es una semilla de la verdad divina que ha sido sembrada allí. Debido a la caída del hombre, hay una larga historia de silencio en cuanto al árbol de la vida. Luego, en el Nuevo Testamento, se nos dice que Dios se hizo hombre. El Verbo en el principio era Dios mismo, y este mismo Dios se hizo carne, un hombre en la carne llamado Jesús. En Juan 1:4 se nos dice que “en él estaba la vida”. Cuando Dios se hizo hombre, la vida ya no era abstracta. La vida estaba incorporada en la carne. En Jesús estaba la vida. El árbol es la carne, y la carne es el árbol. Juan nos dijo que los apóstoles vieron y tocaron este árbol (1 Jn. 1:1). Cuando ellos tocaron a Jesús, tocaron el árbol de la vida. Ellos recibieron la vida porque en El estaba la vida. El nos dijo que vino para que tuviéramos vida y para que la tuviéramos en abundancia (Jn. 10:10b). El quería que no sólo tuviéramos un poco de vida sino la abundancia de vida. Jesús es la vida divina incorporada. En El estaba la vida. La vida era Su contenido.
En mi juventud muchos maestros cristianos me enseñaron que Jesús vino para salvar a los pecadores. En 1 Timoteo 1:15 nos dice que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores. Este es un hecho maravilloso que consta en las Escrituras; pero muy pocos maestros cristianos me dijeron que Jesús vino para que tuviéramos vida. Jesús vino no sólo para ser nuestro Salvador sino también para ser la incorporación de la vida. Cuando creímos en El, no sólo fuimos salvos, sino que también recibimos la vida divina porque El es la incorporación misma de esta vida.
(
EconomÃa divina, La, capítulo 4, por Witness Lee)