EL BENEPLACITO, LA VOLUNTAD Y
EL PROPOSITO DE DIOS
Aunque la economía divina es el tema central del Nuevo Testamento, casi no ha sido mencionada entre los cristianos en siglos pasados. El asunto de la economía de Dios es desarrollado ampliamente en los escritos de Pablo. Efesios es un libro que trata del propósito eterno de Dios, el cual es tener la iglesia como el Cuerpo de Cristo. En tal libro, Pablo usa la palabra “economía” (1:10; 3:2, 9). En Efesios el apóstol Pablo quiere mostrarnos que la iglesia como Cuerpo de Cristo tiene que ver con la economía de Dios. Pablo usa la palabra economía en relación con otras palabras tales como beneplácito, voluntad y propósito (1:9, 11). Dios tiene un beneplácito que es el deseo de Su corazón. Dios también tiene una voluntad, la cual es conforme a Su beneplácito. La razón por la cual yo visito cierto lugar es que yo, en primer lugar, tengo cierto deseo. Luego tomo la decisión de ir a ese lugar. Esto es ejercer mi voluntad conforme a mi deseo, mi beneplácito. La voluntad de Dios procedió de Su deseo. En Efesios la palabra propósito es usada como sustantivo y como verbo (3:11; 1:9). El propósito procede de la voluntad. En el corazón de Dios había un deseo, y de este deseo, Dios hizo una voluntad. Conforme a Su voluntad, Dios hizo un propósito.
(EconomÃa divina, La, capítulo 1, por Witness Lee)