Economía divina, La, por Witness Lee

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EL HIJO HECHO REAL COMO EL ESPIRITU QUE MORA EN LOS CREYENTES

En Juan 14:10-11 el Señor reveló que El era uno con el Padre: el Padre estaba en El y El estaba en el Padre. Cuando las personas lo veían a El, veían al Padre (v. 9). En Juan 14:16-20 el Señor además reveló que El y el Espíritu también son uno. Después de revelar que El y el Padre son uno, en el versículo 16 les dijo a los discípulos que El le rogaría al Padre y que el Padre les daría a los discípulos otro Consolador para que estuviera con ellos para siempre. Este Consolador es “el Espíritu de realidad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque [El] mora con vosotros, y estará en vosotros” (v. 17, gr.). Conocemos al Espíritu de realidad porque mora en nosotros. Día tras día El habla dentro de nosotros, nos corrige y nos guía. En el versículo 18 el Señor dice: “No os dejaré huérfanos; [Yo] vendré a vosotros”. En el versículo 17 el mismo “El” quien es el Espíritu de realidad, en el versículo 18 se hace el mismo “Yo” quien es el Señor mismo. Esto significa que después de Su resurrección el Señor llegó a ser el Espíritu de realidad. En 1 Corintios 15:45b confirma esto.

La palabra “huérfanos” se refiere a los hijos de un padre. Esto muestra que Jesús dio por hecho que El era el Padre. Como el Hijo, ¿cómo podría decirles a los discípulos que no los dejaría huérfanos? Ya que El dijo esto, El debe de ser el Padre. ¿Es El el Hijo o el Padre? La mejor forma de contestar esta pregunta es decir que El es el Hijo en el nombre del Padre. Debido a que El es el Hijo en el nombre del Padre, El está calificado para decirles a los discípulos que no los dejará huérfanos. La promesa del Señor de que vendría a los discípulos se cumplió en el día de Su resurrección en Juan 20:19-22. Después de Su resurrección, el Señor volvió a Sus discípulos para estar con ellos para siempre, sin dejarlos huérfanos.

Juan 14:19 y 20 dicen: “Todavía un poco, y el mundo no me verá más; pero vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros también viviréis. En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mi, y yo en vosotros”. En el versículo 19 se implica la muerte y la resurrección del Señor. Que El haya dicho: “Todavía un poco, y el mundo no me verá más”, implica Su muerte. El murió y fue sepultado, así que la gente del mundo no podía verlo. Que El haya dicho: “Porque yo vivo, vosotros también viviréis”, implica Su resurrección. Después de Su resurrección el Señor vive en Sus discípulos y ellos viven por El (Gá. 2:20). En el día de resurrección, los discípulos sabrían que el Señor estaba en el Padre, que ellos estaban en El, y que El estaba en ellos.

(Economía divina, La, capítulo 9, por Witness Lee)