Economía divina, La, por Witness Lee

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LA ENCARNACION DE CRISTO, CON EL PADRE

Como Hijo de Dios, Jesús vino en el nombre del Padre (Jn. 5:43a). Supongamos que una persona llamada Sr. Smith tuviera una cuantiosa cuenta bancaria. Si yo voy al banco en el nombre del Sr. Smith, los empleados del banco me llamarán Sr. Smith. En lo que a la cuenta se refiere, el Sr. Smith está allí; pero en cuanto a la persona, soy yo quien está en el banco. Yo estoy allí en el nombre del Sr. Smith. Cuando el Hijo viene en el nombre del Padre, ¿quién es el que viene? Isaías 9:6 dice que nos es dado un Hijo cuyo nombre es Padre eterno. Debido a que yo fui al banco en el nombre del Sr. Smith, soy llamado Sr. Smith. Debido a que el Hijo vino en el nombre del Padre, Su nombre es Padre eterno. No olviden Juan 5:43a donde el Señor Jesús dijo: “Yo he venido en nombre de mi Padre”.

Juan 1:1 nos dice que el Verbo era Dios, y Juan 1:14 nos dice que el Verbo se hizo carne. Dios se hizo carne, esto es, se hizo hombre, y este Hombre es la incorporación de Dios. Dios ya no es un misterio. Ahora Dios está incorporado porque El se hizo hombre. Tenemos que preguntarnos si este Dios-hombre es el Hijo o el Padre. Al preguntarnos esto tenemos que decir que El es el Hijo con el Padre. Dios se hizo carne, y este Dios es el Hijo con el Padre. Cuando Dios el Hijo se hizo carne, El se hizo carne junto con Dios el Padre. Dios el Hijo con Dios el Padre se hizo carne. Es posible que en el pasado se nos haya dicho que cuando el Hijo vino para nacer como hombre, dejó al Padre en el trono en el cielo. Pero la Biblia nos dice que cuando el Hijo vino, vino con el Padre.

Juan 6:46 dice: “No que alguno haya visto al Padre, sino aquel que vino de Dios; éste ha visto al Padre”. La preposición griega que se traduce “de” en este versículo es pará, la cual significa “junto con” o “al lado de”. John Nelson Darby señala en su Nueva Traducción que el sentido de pará en este versículo es “de y con”. El Hijo vino de y con el Padre. El vino no sólo del Padre sino también con el Padre. Juan 7:29 dice: “Pero yo le conozco, porque de él procedo, y él me envió”. En Juan 16:27 el Señor Jesús dijo: “Yo salí de Dios”. Otra vez, la palabra “de” en estos versículos es pará, y su sentido es de y con. El Padre envió al Hijo, y el Hijo vino del Padre. Pero también vino con el Padre.

Juan 6:46; 7:29; y 16:27 nos dicen que cuando el Hijo vino del Padre, vino con el Padre. Cuando el Hijo vino, no vino solo; El no dejó al Padre en los cielos. El día en que Jesús estaba en la casa de Simón el leproso y en que María derramó el ungüento precioso sobre El (Mt. 26:6-7), El era el Hijo con el Padre. Dios estaba incorporado en Jesús, porque Jesús era el Hijo con el Padre. Si El sólo fuera el Hijo y si al venir hubiera dejado al Padre en los cielos, no sería la incorporación de Dios. Pero el Hijo estaba ahí con el Padre como la incorporación misma del Padre, como la incorporación misma de Dios. El es el Hijo, El es el Padre y El es Dios.

(Economía divina, La, capítulo 6, por Witness Lee)