Economía divina, La, por Witness Lee

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LA NECESIDAD DE LIBRAR AL UNIVERSO DE OCHO COSAS NEGATIVAS

Tal vez nos preguntemos por qué hubo la necesidad de tal muerte todo-inclusiva. Cuando Cristo vino con el Padre y por el Espíritu había muchas cosas negativas en el universo. La intención de Dios es dispensarse a Sí mismo en el hombre, pero el hombre estaba ocupado, rodeado y hasta siendo utilizado por las cosas negativas.

Hay por lo menos ocho cosas negativas en el universo con las cuales Cristo necesitaba tratar en la cruz. La primera de estas cosas negativas es Satanás, el diablo, el enemigo de Dios, el adversario de Dios. El hombre fue creado por Dios y Dios tenía la intención de dispensarse a Sí mismo en el hombre. Pero el hombre fue capturado, poseído y usurpado por Satanás. Satanás tomó al hombre como su cautivo y ahora mantiene al hombre bajo su mano usurpadora. Junto con Satanás, existe otra cosa negativa: el mundo. El mundo es un sistema y una organización satánicos que ocupa al pueblo de Dios. La tercera cosa negativa es el pecado. En el universo y en la tierra, dentro de los hombres y entre ellos, hay algo personificado, algo vivo, y algo poderoso y muy maligno. Esto es el pecado. La cuarta cosa negativa es la carne. Nuestra carne es maligna, horrible, corrompida, fea y está en rebelión contra Dios. La quinta cosa negativa es el viejo hombre. No importa cuán jóvenes seamos, somos parte del viejo hombre. La vieja creación es otra cosa negativa que Cristo tuvo que tratar por medio de Su muerte. Todas las cosas del universo se han hecho viejas. En toda la creación puede verse la corrupción; todo se está muriendo o decayendo. En séptimo lugar, en la tierra entre la humanidad no hay unidad, no hay paz. Existe una organización llamada las Naciones Unidas, pero las naciones están completamente desunidas. Las naciones del mundo están peleando unas contra otras, y esta división proviene de Babel. La última cosa negativa, la cual es el último enemigo (1 Co. 15:26), es la muerte. Como gente que Dios hizo para Su propio propósito, todos estábamos ocupados, rodeados y poseídos por estas ocho cosas. Para que Dios se dispensara a Sí mismo en el hombre, seguramente tenía que limpiar y librar el universo de estas ocho cosas.

El único medio por el cual Dios podía quitar estas ocho cosas era la maravillosa muerte de Cristo. Esta persona maravillosa, Jesucristo, la propia incorporación de Dios, murió para quitar del universo todas estas cosas negativas. Mediante Su muerte, El quitó todas estas cosas negativas, y es por esto que Su muerte es todo-inclusiva. Su muerte destruyó a Satanás, juzgó al mundo, condenó al pecado, crucificó la carne, crucificó al viejo hombre, terminó la vieja creación, y abolió todas las ordenanzas que causaban divisiones entre la raza humana. Su muerte hasta destruyó la muerte. ¡Aleluya por tal muerte todo-inclusiva!

(Economía divina, La, capítulo 7, por Witness Lee)