Cuatro elementos cruciales de la Biblia: Cristo, el Espíritu, la vida y la iglesia, Los, por Witness Lee

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EL ESPÍRITU SANTO ES LA REALIDAD DE TODAS LAS COSAS ESPIRITUALES

Después que fui salvo, me gustaba mucho leer libros y revistas espirituales, especialmente los escritos del hermano Watchman Nee. En dos de sus libros, La vida cristiana normal y La vida que vence, el hermano Nee, basándose en Romanos 6, dijo que todo cristiano debe aprender a considerarse muerto (v. 11). Por ejemplo, debemos considerar que fuimos crucificados juntamente con Cristo. En aquel tiempo, aunque en mi mente tenía claridad, sin importar cuánto me esforzara por considerarme así, no funcionó para mí. Según el tiempo, Cristo fue crucificado hace dos mil años, mientras que yo nací dos mil años después. ¿Cómo podía ser crucificado juntamente con Él? Además, según el espacio, Él nació en la tierra de Judea, mientras que yo nací en China en el Lejano Oriente. Vuelvo a preguntar: ¿Cómo podía ser crucificado juntamente con Él? El hermano A. B. Simpson, el fundador de la Alianza Cristiana y Misionera, escribió un himno cuyo coro dice: “Considerémonos, considerémonos muertos / Consideremos este hecho, no los sentimientos / Practiquemos esto con fidelidad, / Y el Señor lo hará real” (Hymns, #692). Puesto que esto se basaba en la Biblia, yo acepté esta doctrina, e hice lo posible por considerarme muerto. Sin embargo, por mucho que lo intenté, no me funcionó. Antes de considerarme muerto me iba mejor; cuanto más me consideraba muerto, más empeoraba. Cuando no consideraba tal hecho, parecía que mi yo natural estaba muerto; pero en cuanto empecé a considerarme muerto, el yo cobró vida y todas las cosas salieron mal. Más tarde, el hermano Nee añadió que el considerarnos muertos conforme a Romanos 6 debía llevarse a cabo junto con la experiencia de Romanos 8. Romanos 6 únicamente nos presenta los hechos, pero Romanos 8 nos introduce en la experiencia.

Romanos 8:13 dice: “Porque si vivís conforme a la carne, habréis de morir; mas si por el Espíritu hacéis morir los hábitos del cuerpo, viviréis”. Este versículo nos dice claramente que no es que podemos considerarnos muertos, sino que por el Espíritu hacemos morir los hábitos del cuerpo. ¿Cómo hacemos esto por el Espíritu? Lo hacemos invocando el nombre del Señor. Simplemente debemos invocar al Señor. Entonces nuestro espíritu es despertado y ejecuta la muerte del Señor en nosotros. Cristo en nosotros es el Espíritu, que contiene el elemento de Su muerte con la eficacia de ésta. Por lo tanto, la muerte del Señor se halla en el Espíritu, no en nuestro esfuerzo por considerarnos muertos. Por esta razón, después de lo dicho en Romanos 6, Pablo habló acerca de ser personas conforme al espíritu, de andar conforme al espíritu y de ser guiados por el Espíritu de Dios (8:4-5, 14). Es sólo por el Espíritu que podemos hacer morir los hábitos del cuerpo. Si el Señor no fuera el Espíritu, no podría entrar en nosotros, y Su muerte no tendría nada que ver con nosotros. El Señor pasó por el proceso de la muerte y la resurrección para llegar a ser el Espíritu vivificante. En este Espíritu se hallan los elementos del Señor mismo, Su muerte y Su resurrección. Puesto que el Señor es el Espíritu, Él puede entrar en nosotros, y nosotros podemos experimentar y disfrutar todas Sus riquezas de modo subjetivo. El Señor es el Espíritu, quien es la realidad de todas las cosas espirituales.

(Cuatro elementos cruciales de la Biblia: Cristo, el Espíritu, la vida y la iglesia, Los, capítulo 5, por Witness Lee)