LA EXPERIENCIA DE TENER VIDA ETERNA
Cristo es el Espíritu, y el Espíritu es la vida. Por lo tanto, no sólo tenemos a Cristo y al Espíritu en nosotros, sino que también hoy esta vida está en nosotros. Y puesto que esta vida está en nosotros, todas las realidades espirituales están en nosotros. Cuando creímos en el Señor, quizás no entendimos claramente en qué creímos, pero un hecho es muy claro: cuando oramos, Cristo, el Espíritu y la vida entraron en nosotros. Esto lo podemos comprobar con nuestra experiencia. Muchos de entre nosotros eran muy corruptos. Sin embargo, cuando creyeron en el Señor, oraron y fueron salvos, de inmediato percibieron algo en su interior que les hizo sentir un gozo, un júbilo, una alegría inefables. Yo mismo tuve esta experiencia. Después que fui salvo, mientras caminaba a casa, oré: “Oh Señor, aunque Tú me dieras todo el mundo y me hicieras un emperador con mucha autoridad, no lo querría. Lo único que quiero eres Tú”. Éste es Cristo, éste es el Espíritu y también es la vida que entra en nosotros para ser nuestra vida y nuestro todo. Esto es lo que nos comunica este sentir.
(Cuatro elementos cruciales de la Biblia: Cristo, el Espíritu, la vida y la iglesia, Los, capítulo 8, por Witness Lee)