EL HIJO ESTÁ EN EL PADRE,
NOSOTROS ESTAMOS EN EL HIJO,
Y EL HIJO ESTÁ EN NOSOTROS
Juan 14:20 dice: “En aquel día vosotros conoceréis que Yo estoy en Mi Padre, y vosotros en Mí, y Yo en vosotros”. Ahora podemos entender la secuencia aquí. En la noche del día de la resurrección del Señor, el Hijo con Su soplo infundió al Espíritu en los discípulos. Luego 15:26 dice que cuando el Espíritu viene, trae al Padre con Él. Además, 14:10 indica que puesto que el Hijo está en el Padre, el Padre tiene al Hijo en Su interior. Por tanto, después que el Espíritu fue infundido en los discípulos por medio del soplo del Señor, cuando ellos experimentaron al Espíritu, comprendieron que el Espíritu había traído al Padre consigo y que, por tanto, el Padre y el Espíritu eran uno. Además, puesto que el Padre tiene en Su interior al Hijo, los discípulos también conocieron que el Padre y el Hijo eran uno. Sucede lo mismo con nosotros; cuando el Espíritu viene a nosotros, el Padre también viene con Él, y el Hijo está en el Padre para que lo experimentemos y conozcamos.
Debido a que el Espíritu está en nosotros para que lo experimentemos, somos introducidos en el Hijo para vivir por Él, por causa de Él y junto con Él (14:19). Además, puesto que vivimos en el Hijo, el Hijo también vive en nosotros (15:4). Por lo tanto, no sólo hay tres en uno, sino cuatro en uno: el Padre, el Hijo, el Espíritu y los creyentes, todos ellos, han llegado a ser uno. Cuando el Espíritu viene, viene con el Padre, quien está en el Hijo y en quien también el Hijo está, y vive en nosotros para que nosotros estemos en el Hijo. Como resultado, debido a que estamos en el Hijo, el Hijo también está en nosotros. Éste es el Dios Triuno que llega a ser nuestra experiencia y bendición.
(Cuatro elementos cruciales de la Biblia: Cristo, el Espíritu, la vida y la iglesia, Los, capítulo 5, por Witness Lee)