LEER, NO PARA RECIBIR ENSEÑANZAS,
SINO PARA ASIMILAR A DIOS
En el capítulo anterior señalamos que la oración no consiste en pedirle a Dios que haga muchas cosas, sino en inhalar a Dios. De manera semejante, la lectura de la Palabra no consiste en extraer muchas enseñanzas de la Biblia, sino en asimilar a Dios. Aunque la Biblia está repleta de enseñanzas, y es difícil encontrar otro libro que contenga tantas enseñanzas como la Biblia, cuando busquemos a Dios valiéndonos de la Palabra, debemos comprender que la Biblia no es simplemente un libro de enseñanzas. Cuando estudiemos la Palabra, no debemos buscar enseñanzas, así como tampoco debemos pedir muchas cosas cuando oramos. El propósito de nuestra oración es inhalar a Dios. De manera semejante, el propósito de nuestra lectura de la Biblia es asimilar a Dios. El tema y centro de la oración es Dios mismo, y el tema y centro de la lectura de la Palabra también debe ser Dios mismo. Así como exhalamos lo que somos e inhalamos a Dios mediante la oración, nos negamos a nosotros mismos y recibimos todo lo que Dios es mediante la lectura de la Palabra. La verdadera manera de leer la Palabra no tiene nada que ver con adquirir enseñanzas en la mente; más bien, se trata de asimilar a Dios de una manera fresca en el espíritu.
Los hijos de Dios necesitan tener este entendimiento básico. Cada vez que nos acerquemos a la Biblia, no debemos tener el concepto de que lo hacemos para obtener algunas enseñanzas. En vez de ello, debemos tener el concepto de que estamos aquí para tocar a Dios mismo. En lugar de ser enseñados por la Biblia, estamos aquí para asimilar a Dios mismo mediante la Biblia. Cada vez que abramos la Biblia, no debemos desear enseñanzas; más bien, nuestro deseo debe ser obtener a Dios mismo. Considerar la Biblia como un libro de enseñanzas no es la actitud cristiana apropiada que debemos tener al leer la Palabra de Dios. La actitud apropiada que debe tener todo hijo de Dios al acudir a la Palabra es considerar ese tiempo como una oportunidad más para contactar a Dios mismo. Debemos permitir que esto nos impresione profundamente, y debemos tener este cambio básico de concepto. Veamos ahora cómo estudiar la Palabra.
(Cómo disfrutar a Dios y cómo practicar el disfrute de Dios, capítulo 6, por Witness Lee)