I. AL ALCANZAR EL PLENO CONOCIMIENTO DE CRISTO COMO EL MISTERIO DE DIOS
Si hemos de experimentar a Cristo como el misterio de Dios, primero debemos obtener el pleno conocimiento de Él como el misterio de Dios. Hemos mencionado que Pablo luchó para que los corazones de los colosenses fuesen consolados “hasta alcanzar el pleno conocimiento del misterio de Dios, es decir, Cristo” (2:2). Para obtener el pleno conocimiento de este misterio, se requiere el ejercicio de todo nuestro ser. Si sólo creemos en Cristo pero no le amamos, no podremos obtener este conocimiento. Asimismo, si le amamos a medias pero no totalmente, tampoco obtendremos el pleno conocimiento de Él. Para ello debemos amar al Señor Jesús con todo nuestro ser. Es por eso que Marcos 12:30, que es una cita de Deuteronomio 6:5, dice: “Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas”. Cuando ejercitemos todo nuestro ser para amar al Señor Jesús, recibiremos el pleno conocimiento de Él.
A algunos cristianos les gusta mucho el himno: “Oh, cuánto amo a Cristo”. No obstante, podemos cantar este himno de una forma superficial, y no conforme al pleno conocimiento del Cristo que es el misterio de Dios. Sólo cuando ejercitemos todo nuestro ser, podremos conocer a Cristo en este aspecto.
Aconsejo a todos los que están en el recobro del Señor a que estudien tres libros cruciales del Nuevo Testamento: Mateo, Juan y Hebreos. Se han dado muchos mensajes de estudio-vida sobre estos libros, que son muy provechosos. Los estudios que hicimos de Juan y Hebreos son bastante completos. Si ustedes dedican suficiente tiempo para estudiar estos tres libros, obtendrán mucho conocimiento acerca de Cristo.
(Estudio-vida de Colosenses, capítulo 19, por Witness Lee)