Estudio-vida de Colosenses, por Witness Lee

I. LOS SUFRIMIENTOS DEL MAYORDOMO

En 1:24 Pablo dice: “Ahora me gozo en lo que padezco por vosotros, y de mi parte completo en mi carne lo que falta de las aflicciones de Cristo por Su Cuerpo, que es la iglesia”. Las aflicciones de Cristo pertenecen a dos categorías: las que sufrió para lograr la redención, las cuales fueron cumplidas por Cristo mismo, y las que sufrió para producir y edificar la iglesia, las cuales necesitan ser completadas por los apóstoles y los creyentes.

El hecho de que Pablo mencionara las aflicciones de Cristo en relación con la mayordomía de Dios, indica que la mayordomía sólo se puede llevar a cabo a través de los sufrimientos. Si deseamos participar en la mayordomía de Dios, debemos estar preparados para sufrir. Todos aquellos que participan en el servicio de la iglesia o en el ministerio, deben estar preparados para participar en las aflicciones propias de un mayordomo. Esto significa que debemos estar dispuestos a pagar el precio que sea necesario para cumplir con nuestra mayordomía.

Hemos dicho que cuando hospedamos o somos hospedados, debemos cumplir con nuestra mayordomía al impartir las riquezas de Cristo en los demás. Sin embargo, es posible que al hospedar experimentemos cierta clase de sufrimientos. Del mismo modo, ser huésped en una casa también puede traernos sufrimientos. Yo he estado hospedado en las casas de muchos santos. Los anfitriones siempre me han atendido de una manera maravillosa, haciendo todo lo posible para suplir mis necesidades. Aun así, he sufrido por el simple hecho de no estar en mi propia casa. Por muy maravillosa que sea la hospitalidad, siempre me siento contento de regresar a casa. No obstante, me alegra poder testificar que muchos han hablado de la alimentación, edificación y fortalecimiento que recibieron como huéspedes o anfitriones. Esto indica que llevar a cabo la mayordomía de Dios al impartirles las riquezas de Cristo a los miembros de la familia real de Dios, justifica toda clase de sufrimientos, sean grandes o pequeños. Como veremos en el siguiente mensaje, los sufrimientos en los que participamos, contribuyen a la edificación del Cuerpo de Cristo. No tienen nada que ver con el cumplimiento de la redención.

(Estudio-vida de Colosenses, capítulo 11, por Witness Lee)