Estudio-vida de Colosenses, por Witness Lee

CRISTO TIENE LA PREEMINENCIA Y ES TODO-INCLUSIVO

Después de haber examinado este trasfondo, necesitamos comprender que Cristo tiene la preeminencia y que Él es todo-inclusivo, la centralidad y la universalidad de Dios. El libro de Colosenses revela que Cristo tiene la preeminencia, que Él ocupa el primer lugar en todo. Tanto en la primera creación como en la nueva, Cristo ocupa el primer lugar. En 1:15 leemos que Cristo es el “Primogénito de toda creación”, y en 1:18, que Él es el “Primogénito de entre los muertos”. La nueva creación es producida por Dios en la resurrección. El hecho de que Cristo tenga la preeminencia en la nueva creación significa que Él es el primero en la resurrección. Él es el primero tanto en la creación como en la resurrección, lo cual significa que Él es el primero en la antigua creación, esto es, en el universo, y también lo es en la nueva creación, es decir, en la iglesia. El universo es el ambiente en el cual la iglesia, como Cuerpo de Cristo, existe con miras a expresar a Cristo en plenitud. Cristo no solamente es el primero en la iglesia, que es el Cuerpo, sino también el primero en el universo. Esto significa que Él es el primero en todo.

Colosenses 1:19 dice: “Por cuanto agradó a toda la plenitud habitar en El”. ¿A qué se refiere la plenitud mencionada en este versículo? Muchos dirían que se trata de la plenitud de la Deidad. Aunque esto es válido, Pablo aquí no modificó la palabra plenitud con las frases “de la Deidad” o “de Dios”, sino que simplemente dijo que agradó o le plació a toda la plenitud habitar en Cristo. Esto significa que existe algo en el universo llamado la plenitud, a la cual le agradó habitar en el Cristo preeminente y todo-inclusivo.

Muchos cristianos no ven ninguna diferencia entre la plenitud y las riquezas. Así, cuando hablan de la plenitud del Espíritu, se refieren a las riquezas del Espíritu. Sin embargo, la plenitud mencionada en 1:19 no se refiere a las riquezas de lo que Dios es, sino a la expresión de dichas riquezas. Toda la expresión del rico Ser de Dios, tanto en la creación como en la iglesia, habita en Cristo. Tanto la creación como la iglesia están llenas de Cristo, quien es la expresión misma de las riquezas de Dios. Tal plenitud se complace en esto. Esto le agrada a Cristo.

La palabra plenitud aquí significa expresión. Si algo no tiene plenitud, no puede ser expresado. Pero si tal cosa tiene plenitud, sí puede ser expresado. Por ejemplo, si yo tengo muy poco amor, mi amor no puede ser expresado, pero si mi amor es pleno, la plenitud de mi amor será su expresión. Bajo el mismo principio, la plenitud es la expresión de todo lo que Dios es.

En 1:19 Pablo simplemente mencionó “la plenitud”, sin ningún modificador, lo cual indica que él se refería a la única plenitud que existe. Si hubiera modificado la palabra “plenitud” de alguna manera, esto implicaría que tal plenitud no sería la única. Así que, para preservar la unicidad de la palabra “plenitud”, Pablo no usó un modificador. Por lo tanto, la plenitud aquí es simplemente la plenitud.

La plenitud o expresión de Dios es una persona. Después de 1:19 encontramos muchos pronombres personales que se refieren a la plenitud como si fuera una persona, lo cual revela que la plenitud es la expresión misma de Dios, e incluso Dios mismo. En dicha plenitud, el Hijo es preeminente, por cuanto agradó a toda la plenitud habitar en Él. Por lo tanto, Él debe tener el primer lugar en el universo y en la iglesia. Él tiene la preeminencia.

Cristo también es todo-inclusivo. Él es la realidad de todas las cosas positivas del universo. Si conocemos la Biblia y la economía de Dios, nos daremos cuenta de que Cristo es los cielos, la tierra, el sol, la vida, la luz, las estrellas, los árboles, las flores, el agua, el aire y la comida. Las cosas materiales son cuadros de todo lo que Él es para nosotros. Además, Cristo es todos los atributos divinos, tales como poder, santidad, justicia, bondad y amor. Él es también las virtudes humanas, como la humildad y la paciencia. Además de esto, Él es la iglesia y cada miembro de ella; Él es el edificio de Dios, así como cada una de las piedras que lo conforman. Esto significa que Cristo es usted y yo.

Algunos distorsionan nuestras palabras y nos acusan falsamente de enseñar panteísmo. El panteísmo es la creencia satánica que identifica a Dios con el universo. Esto es diabólico, y lo repudiamos rotundamente. No obstante, conforme a la revelación presentada en la Biblia, debemos testificar que Cristo, Aquel que es todo-inclusivo, es la realidad de todas las cosas positivas. Cuando decimos que Cristo es usted y yo, no queremos decir que nosotros somos Dios ni que llegaremos a serlo. Asimismo, cuando decimos que Cristo es la verdadera comida (véase Jn. 6:55), no estamos diciendo que la comida física sea Dios. Tal concepto no sólo es absurdo, sino también satánico. Aquellos que nos acusan de enseñar el panteísmo, nunca han visto que Cristo es todo-inclusivo.

Puesto que Cristo es todo-inclusivo, Él es la centralidad y la universalidad de Dios. Esta expresión fue usada por primera vez por el hermano Nee en 1934, en la tercera conferencia sobre los vencedores celebrada en Shangai. Allí él afirmó, basándose en el libro de Colosenses, que el Cristo todo-inclusivo es el centro y la circunferencia del propósito de Dios, o sea, Cristo es tanto la centralidad como la universalidad del propósito de Dios; Él es el eje y también la rueda. En otras palabras, Cristo lo es todo. Repito que esto no tiene nada que ver con el panteísmo. Simplemente es una declaración del hecho de que Cristo es tanto el centro como la circunferencia de la economía de Dios.

La primera vez que escuché al hermano Nee hablar de la centralidad y la universalidad de Cristo, me quedé asombrado. Nunca antes había escuchado tal cosa. Pero ahora puedo testificar, según mi experiencia adquirida a partir de 1934, que Cristo verdaderamente es el centro y la circunferencia, la centralidad y la universalidad de la economía de Dios. Cristo lo es todo en la economía de Dios.

Los santos de Colosas erraban al regresar a la religión y a la filosofía. Tales cosas están en contra de la economía de Dios, en la cual sólo hay lugar para Cristo, Aquel que es el todo y en todos.

(Estudio-vida de Colosenses, capítulo 5, por Witness Lee)